“EL SHOW DEBE CONTINUAR”

Es muy chevere ser parte de la amalgama de valores añadidos, eventos, incentivos, bonos, ofertas, que el negocio del mundo deportivo devenga a favor de sus beneficiarios. La aureola de privilegios, atención, propuestas que se presentan por lo general no las experimenta un ser humano normal. Los atletas profesionales si reciben trato preferencial, pero deben darlo todo a cambio, y cada quien debe aprovechar pues generación tras generación el show debe continuar… aunque a veces los atletas no creen esa realidad.

Ningún atleta ha alcanzado la inmortalidad salvo en los libros de estadísticas y en los salones de la fama de sus disciplinas. Nadie ha superado la longevidad deportiva, nadie ha vencido las agujas del tiempo de la vida y todo deportista tiene una fecha de caducidad, no importa su nivel de carisma, habilidad y disciplina…el show debe continuar.

Aquellos atletas que tienen la escasa oportunidad de poder descollar y mantenerse en un sitial deben abrazarla con gratitud y humildad. El show de la adrenalina, la competitividad, el compañerismo y la hermandad, el conocer otras culturas, personas y sociedad todo eso pasa en la brevedad. El show debe continuar y lo hará, reemplazando los protagonistas y presentando rostros y cuerpos más frescos, más veloces, más jóvenes, más longevos, pues el show debe continuar.

Es una bendición poder ver una nueva camada de atletas en pleno apogeo y desarrollo venciendo sus propios desafíos y alcanzando sus propios logros. Pero de aquí a diez años veremos nuevos rostros asomar, nuevos bonos y contratos y aquellos que hoy vemos como fenómenos y ‘caballos’ irán en el declive natural del organismo humano… pero el show debe continuar.

Es bueno que los atletas jóvenes crean esa consciencia para que puedan disfrutar y bien administrar el chance que el deporte profesional les da; es corto y efímero, a veces cruel y frío; pero en medio de tanto revuelo, luces, cámara, acción y popularidad no pierdan de vista que el show va a continuar y no se detendrá, y en el nadie es imprescindible y todos son reemplazables porque al final el show debe continuar.

“El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”

Eclesiastés 12:13