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DEPORTE GLOBAL

Visión del Estado con Deporte Post Covid-19

Cada año el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica un estudio sobre el índice del desarrollo humano (IDH) de cada país. Dicho estudio consiste en analizar variables fundamentalmente la educación, la salud y el ingreso per cápita. Para decirlo de una manera más simple, es la armonización entre el desarrollo económico, la escolaridad y la salubridad de una nación.

La República Dominicana en los últimos 50 años ha tenido un desarrollo económico sostenible, el desafío consiste en reflejar ese crecimiento económico en el desarrollo humano y así lo refleja el posicionamiento en el ranking del IDH que ha ocupado durante varias décadas.

De manera visionaria la Constitución de la Republica en su Artículo 65, asume el deporte en las escuelas como políticas públicas de salud y educación, de esa forma la Carta Magna le da al sistema educativo dominicano una herramienta para fortalecer y desarrollar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes para contribuir al fortalecimiento de dicho sistema.

Post COVID 19 Antes de la llegada de la pandemia que ha azotado al mundo y ha impactado la economía, el sistema de salud y el sistema educativo, América Latina ya era la región más desigual y violenta del mundo.

Tiene como desafío según el Foro Económico de DAVOS para esta década la inteligencia artificial y el cambio climático. Con la llegada del COVID-19 se suma un nuevo ingrediente que impacta directamente a un debilitado sistema educativo y de salud, lo cual representa un desafío mayor que el que se tenía identificado. Todos los sistemas educativos del mundo están seriamente afectados para establecer unas correctas políticas públicas en la situación actual. América Latina, ya tenía sus propios desafíos y esta pandemia viene a crear un panorama más complejo al visualizado para estos tiempos.

Ningún país del mundo estaba preparado para la tele educación porque la virtualidad para los niños y los adolescentes es un paliativo, pero no una solución a la enseñanza formativa. Si bien es cierto que la virtualidad ha llenado un vacío importante en esta pandemia, la realidad es que desconocemos por la ausencia de un diagnóstico, cuál es el impacto real que se tiene con la educación a distancia. Se calcula que en todo el mundo 28 millones de escolares no volverán a las aulas. En lo concerniente a los niños y adolescentes en el caso de América Latina, específicamente, todo conocemos el alto índice de brecha digital, lo cual constituye un desafío mayor en la tele educación.

Realidad Dominicana El sistema educativo de Republica Dominicana como parte de América Latina tiene amplios retos y según la posición de EDUCA en una entrevista realizada a su Director Ejecutivo, Sr. Enrique Darwin Caraballo, afirmaba que el modelo educativo dominicano es obsoleto y anacrónico, en el mismo plantean la necesidad de sacar a los alumnos fuera de las aulas para dinamizar el sistema educativo. Nosotros proponemos convertir este reto en una oportunidad para transformar el sistema educativo utilizando el deporte como ciencia para el desarrollo humano.

Para el Estado dominicano su prioridad será el desarrollo integral del ser humano para que se incorpore a las actividades que le permita aportar al progreso de una nación. Una de las carencias de nuestro sistema educativo principalmente el público es su deficiencia para forjar a los ciudadanos con las capacidades y las condiciones que se requieren en estos tiempos. Es por esto que la Asociación Dominicana del Derecho Deportivo (ADODEP) plantea la necesidad de un reenfoque del sistema educativo donde el deporte juegue un rol estratégico para que tenga un impacto como lo establece la Constitución Dominicana en la educación, la salud y el ámbito económico.

En nuestro país, debemos tener claro que la eficacia de una políticas públicas no se mide por la obtención de medallas sino por el impacto en el desarrollo humano, asimismo cual es el rol del Estado con relación al Deporte, sus propósitos y objetivos, no como sucede en la actualidad un modelo deportivo divorciado del sistema educativo, donde se entiende que el deporte es para aquellos que nacen con condiciones y talentos para la práctica y el juego, lo que representa una discriminación y exclusión cuando el deporte está llamado a ser aglutinador, participativo e incluyente, esto solo es posible desde la escuela. El Estado dominicano debe entender cuáles son sus objetivos con relación al deporte y al sistema educativo, y es un contra sentido que el deporte sea uno de los factores de deserción escolar.

Para el Estado la prioridad siempre será la educación, la Constitución Dominicana en su Artículo 63 expresa que toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades. El deporte dentro del sistema educativo es una herramienta desde el uso pedagógico para ayudar y contribuir a fomentar los valores y el respeto a las normas. El desarrollo de un atleta que posee talentos siempre tendrá las entidades especializadas para potencializar dichas habilidades, en consecuencia es inalterable que para el Estado su supremo interés es unir todos los recursos didácticos posibles en beneficio de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes para generar un sistema educativo integral. Tal como lo establece uno de los atletas más grandes del mundo y con mejor formación académica Roger Federer “De donde yo vengo Suiza, la educación es lo primero”.

En República Dominicana debemos generar la cultura y la comprensión de que el deporte para el Estado no es competencia, sino que el deporte para el Estado es un recurso transversal que se pone al servicio de unas políticas públicas efectivas para cohesionar la sociedad.

En conclusión, haciendo un ejercicio didáctico como lo planteaba Benjamín Franklin para ilustrar mejor a nuestros lectores usando la anatomía del cuerpo humano, la escuela simboliza el cerebro porque la familia es el alma de la sociedad, desde ese cerebro se impacta a todo el tejido del cuerpo humano. Si queremos impactar de acuerdo a los diagnósticos que tenemos, como el primer lugar de embarazo en adolescentes en América Latina, la falta de unas políticas públicas de juventud, la desigualdad y otros males que afectan a la sociedad, solo es posible enfrentarlo con el fortalecimiento de un sistema educativo que dé respuesta a los desafíos del siglo XXI.