Seaver fue de los más grandes
El béisbol de Grandes Ligas perdió a una leyenda esta semana con el fallecimiento del lanzador miembro del Salón de la Fama, Tom Seaver, a los 75 años de edad.
La noticia, que se dio a conocer el miércoles, desencadenó una ola de tributos en honor al hombre que se ganó no uno sino dos apodos -- “Tom Terrific” y “The Franchise” – se adjudicó el Premio Novato del Año y tres Premios Cy Young, fue convocado al Juego de Estrellas en 12 ocasiones y sigue siendo el mejor jugador en la historia de los Mets de Nueva York.
Casi 35 años después de que se subiera al montículo en un juego de Grandes Ligas por última vez, Seaver mantiene un lugar envidiable en la historia de la Gran Carpa. De hecho, se podría argumentar que tomando en cuenta la combinación de dominio y longevidad, la carrera de Seaver como lanzador fue inigualable.
En la cúspide de su carrera, Seaver fue un lanzador de mucha personalidad. El derecho fue grande desde el principio, cuando se adjudicó el Premio Novato del Año con los Mets en 1967, pero pronto fue aun mejor.
Seaver lideró la Liga Nacional con 25 victorias y se agenció su primer Premio Cy Young en 1969, cuando ayudó a los “Milagrosos Mets” a ganar la Serie Mundial. Pero sus mejores dos temporadas llegaron en Nueva York en 1971 y 1973.