TRIBUNA ABIERTA

Cosas de nuestro béisbol criollo

Hace algún tiempo me ha estado llamado la atención cosas que suceden en nuestro beisbol que no dejando de ser romántico y por tanto apasionado, va cediendo su hidalguía dando paso para que se piense, vea y se le bautice como un “negocio” proclamado no solo por cronistas deportivos y los propios fanáticos sin poderse afirmar que carecen de razón.

Los dominicanos tenemos nuestras peculiaridades y nuestra fama, buena o mala, va más allá de nuestra frontera. Así como se nos reconoce por nuestra hospitalidad, afabilidad, talento e inteligencia innegables, casi sin transición pasamos a otro penoso extremo siendo bien sabido, no preciso ni necesario es mencionar esta columna eminenmente deportiva.

Sin hacer una exhaustiva investigación, no creo que exista otro país donde se practique el béisbol organizado que permita que mediante un sorteo excepcional jugadores nativos e importados participantes en nuestro torneo en equipos ya descalificados en la serie regular (todos contra todos) sean escogidos y premiados como refuerzo de los equipos ganadores, rompiendo una tradición que debería prevalecer: “El que perdió - perdió” ... y se queda en casa. En Grandes Ligas, que debería servir de modelo, eso es inconcebible. Para ello se establece un calendario donde los equipos pueden “negociar” sus peloteros durante la temporada regular pero no más allá, desprendiéndose de uno o varios de sus jugadores a cambio de sumas de dinero o de otros peloteros pertenecientes a otros equipos.

Otro caso. En la capital existe un solo estadio de beisbol profesional: el Estadio Quisqueya- Juan Marichal. Bien remozado, con una pizarra mostrenca que no permite saber cómo van los partidos del interior. Resulta, como es natural, que existiendo dos equipos de la capital, Tigres del Licey, y Leones del Escogido se alternan su condición de Home Club. Ese y no otro es el honroso privilegio que demanda el protocolo cuando se recibe algún “visitante.” Ahora ¿Por qué se le prohíbe tanto al Licey como al Escogido que sus respectivas animadoras, sus combos -ruidosos por cierto- participen por igual cuando se enfrenten ellos entre sí? Lo que es igual no es ventaja. Lejos de restar entusiasmo agrada a la fanaticada que paga su taquilla para gozar, gane o pierda su equipo predilecto. Las Águilas acostumbraban llevar consigo su conjunto cibaeño, un agregado al atractivo del juego de pelota. En vez de restar, la interacción bien regulada, suma diversión y entusiasmo en la fanaticada. Esa debe ser la regla.

Por otra parte ¿a título de que el equipo Leones del Escogido se gasta el lujo de mostrar en su uniforme el calificativo de “Capital” siendo su fundación muy posterior al nacimiento del “Glorioso”? Finalmente ¿Alguien puede entender el discriminen y menosprecio existente con la contratación de managers, coaches , entrenadores extranjeros, ajenos a nuestra tradición beisbolera, habiendo tanto el talento, conocimiento, experiencia y prestigio bien ganado de nuestros ex peloteros estelares que por décadas lo dieron todo por su equipo por amor a su tierra, a su fanaticada merecedores de esa distinción. Ya es hora que valoricemos, destaquemos y respetemos lo nuestro.

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