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Di María, Icardi y Mbappé, el nuevo tridente del PSG

Mauro Icardi es felicitado por Kylian Mbappe después de marcar un gol frente al Olympique de Marseille (OM). Martin Bureau/AFP.

Mauro Icardi es felicitado por Kylian Mbappe después de marcar un gol frente al Olympique de Marseille (OM). Martin Bureau/AFP.

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Luis Miguel Pascual/EFEParís, Francia

A fuerza de talonario, el París Saint-Germain diseñó un tridente infernal, formado por Kylian Mbappé, Neymar y Edinson Cavani. Pero las lesiones han dado paso a un nuevo ataque formado por Ángel di María, Mbappé y Mauro Icardi, cuya eficacia pone en riesgo el plan inicial.

Ausente el brasileño, en plena fase de recuperación el uruguayo, el PSG ha encontrado a dos argentinos para sustituirles, dos jugadores que conectan en el campo y que junto a Mbappé han firmado los 13 últimos goles de la formación francesa.

Gracias a ellos, el equipo de la capital del Sena domina con creces su grupo de la Liga de Campeones y cuenta ya con una cómoda renta de ocho puntos en su campeonato doméstico.

Su eficacia y conexión han puesto en jaque dos de los principios sobre los que parecía asentarse el PSG: la importancia de Neymar, el jugador más caro de todos los tiempos y la titularidad de Cavani, el máximo goleador histórico del club e ídolo de la grada.

Ambos atraviesan problemas físicos, pero cuando estén restablecidos el entrenador alemán del PSG, Thomas Tuchel, tendrá que tomar decisiones dolorosas.

¿Puede el técnico germano descabalgar un tridente que en dos partidos ha destacado con brillo?

Frente al Marsella el pasado domingo fueron alineados por vez primera como titulares juntos y el resultado fue determinante: Di María fue el autor de tres asistencias de los cuatro goles que se repartieron a partes iguales Icardi y Mbappé.

El pasado martes en Liga de Campeones compartieron 12 minutos en el tramo final del duelo contra el Brujas, que se saldó con tres asistencias de Di María, dos goles de su compatriota y un "hat trick" del francés.

Más allá del buen momento que atraviesa el exjugador argentino del Real Madrid, su conexión con Icardi y con Mbappé supera a la que se apreciaba con el tridente anterior.

Y eso que nada hacía pensar que esos tres jugadores llevaran el peso de uno de los equipos que más millones ha invertido en los últimos años.

Mbappé da cada día más pasos para convertirse en la auténtica estrella del equipo, a medida que el brillo de Neymar declina en la capital francesa. El culebrón protagonizado este verano por el brasileño, que se saldó con su abortada salida a Barcelona, sumado a sus repetidas lesiones, le están excluyendo de la primera línea de importancia del club.

Sin contar con que todavía no ha logrado recuperar el favor de una afición reacia a perdonar las afrentas y a soportar sus caprichos y cambios de humor.

Si la labor del brasileño para reconquistar París era ya compleja, la eclosión de una competencia tan eficiente no se lo va a facilitar.

Tampoco parece sencillo que Cavani vuelva a ser el titular indiscutible que fue en las pasadas campañas.

El "matador" arrastra problemas físicos, no logra desembarazarse de sus molestias en su cadera y ve como Icardi le roba el protagonismo, con siete goles en cinco partidos.

Conserva su condición de máximo goleador de la historia del club, con 195 dianas, y el favor de una afición que aclamó su nombre cuando frente al Marsella sustituyó a Mbappé los 20 últimos minutos.

Pero a sus 32 años, el uruguayo, que llegó al club en 2013, tiene un margen de maniobra estrecho, en una temporada en la que su contrato expira y, por ahora, no ha logrado negociar su ampliación.

El club tiene ahora una solución simple de reemplazo. Icardi, cedido una temporada por el Inter de Milán, llegó con una opción de compra por 70 millones, una inversión por un futbolista de 26 años que entra dentro de lo posible en el panorama de los propietarios cataríes del PSG.

Su conexión con Di María se antoja crucial. El excampeón de Europa con el Madrid, que desde 2015 ha peleado por abrirse hueco en la galaxia de estrellas del PSG, parece cada día más insustituible.

El de Rosario ha pasado de aprovechar las opciones que le dejaban las estrellas a convertirse en una opción más.