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RICHARDSON

Un Tigre que azotó el basket distrital

EL EX JUGADOR SERÁ INMORTALIZADO, 28 AÑOS DESPUÉS DE ACTUAR POR ÚLTIMA VEZ EN EL BALONCESTO SUPERIOR

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Pedro G. BriceñoSanto Domingo

Su accionar en el baloncesto distrital fue tan consistente y espectacular, que hoy 28 años después se le recuerda con el mismo carisma y determinación con la que siempre salió al tabloncillo para defender con garras de tigre la camiseta de su adorado Mauricio Báez.

Un refuerzo que en un abrir y cerrar de ojos se ajustó al basket superior del país y se “aplatanó” a una barriada pujante que ama el baloncesto, que en masas siguió sus pasos hacia el Virgilio Travieso y a la cual nunca defraudó.

Eugene Richardson brindó en grande lo mejor de su juego, en sus siete campañas en que actuó en el baloncesto dominicano, siendo protagonista principal de las tres coronas alcanzadas por el Club Mauricio Báez entre 1984 hasta el 86, tiempo en que este deporte disfrutaba de su época dorada.

Era tan preciado fuera de las canchas, que caminaba por las calles de Villa Juana como un hijo más de esa barriada, se les sobraban los hogares para desayunar, almorzar o cenar, en fin fue todo un ídolo para los deportistas de su generación en el sector y para los infantes que venían subiendo y ya disfrutaban de sus ejecuciones en el Palacio de los Deportes.

“No podré olvidar nunca los años que viví en este país, el trato afable de las personas por donde quiera que me movía, fueron de los momentos maravillosos que disfrute en mi carrera de atleta”, señaló Richardson ayer a Listín Diario.

Luego de 28 años de jugar por última vez en territorio dominicano, Richardson retorna al país para recibir el bautismo de la inmortalidad del deporte dominicano, en un ceremonial especial con motivo de cumplirse los 50 años. Junto a él serán exaltados Ralph Garr y Mickey Mahler entre los extranjeros, siendo está la mayor cantidad en una entrega.

Un ídolo de fanaticada en el basket superior Bautizado con el sobrenombre de “El Tigre” y según el comunicador Roosevelt Comarazamy el mismo sería de la autoría del publicista Nandy Rivas por la integración del jugador con la barriada que representaba, apodo que tenía similitud con las habilidades que demostraba en la cancha. Richardson fue todo un ídolo de la fanaticada del baloncesto tanto con los mauricianos como de los demás equipos, quienes disfrutaban a plenitud de su juego.

Había arribado al país como parte de una selección de la Pony que vino a jugar varios partidos de fogueos.

El principal jugador de este equipo tenía por nombre Dennis Rumph, empero durante el escauteo al dirigente del Mauricio, Fernando Teruel como a otros representantes del club quien más le gustó fue Richardson.

Teruel convenció a Leo Corporán, apoderado del equipo y junto a Comarazamy, quien tenía la responsabilidad de traducir se dirigieron al Hotel Santo Domingo donde se hospedaba la Pony y ahí conversaron con el jugador, quien quedó flechado de inmediato.

“Desde que vi el partido, me dí cuenta de inmediato que el talento era él, aunque fue líder en puntos en dos ocasiones y promedio por encima de 20 puntos no era un jugador egoista, siempre mantenía gran integración con sus compañeros”, expresa Teruel.

“En todos mis años en el baloncesto superior no he observado un jugador de su estirpe, han venido algunos con más nombre, pero no con las ejecuciones que él tuvo en la cancha”, añade Teruel.

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