MINIATURAS DEL BÉISBOL

Simposio MLB (2)

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

Reitero que poca gente en el país, le está prestando atención al hecho de que miles de jovencitos con edades entre 12 y 16 años, están fuera de las aulas en horario escolar, asistiendo a programas informales de béisbol y no estudian. Ninguna autoridad se preocupa por esta situación y debería de ser lo contrario, porque la educación es uno los pilares que sirve de apoyo al desarrollo y la paz social de una nación. Bajo nivel educativoCon mucha frecuencia, cuando escuchamos una entrevista a un jugador dominicano, sentimos vergüenza ajena por lo mal que éste se expresa. En los conversatorios con la prensa, nos percatamos del mal uso que hacen los peloteros del idioma y de su pobre vocabulario, el cual generalmente es muy limitado. La mayoría de los jugadores está consciente de sus limitaciones en ese sentido y por eso muchos optan por no conceder entrevistas, asumiendo una postura de aparente rechazo hacia el periodista. Pero, esto último no es más que un medio de defensa y una gran cantidad de peloteros prefiere que los medios de comunicación los cataloguen de personas a quienes no les interesa la prensa, antes de quedar en evidencia frente el público, como individuos con fallas y lagunas en su forma de expresarse. Son pocosLamentablemente son muy pocos los jugadores que han alcanzado un buen nivel educativo o cultural. De ahí que cuando nos referimos a jugadores que no están en capacidad de dar una buena entrevista a un medio de comunicación, estamos hablando de la gran mayoría. Hay excepciones, claro está, principalmente entre los peloteros que logran llegar a las Grandes Ligas. Pero, si éstos consiguen aprender a hablar correcta o adecuadamente, es porque sus padres se encargaron de proporcionarles una buena educación o porque ellos mismos se preocuparon en alcanzar, luego de ser firmados, un mayor nivel educacional y cultural. Pocas son las veces que las organizaciones tienen que ver con la buena formación del jugador. Mala imagenLas dificultades para expresarse que tienen muchos jugadores, producto de su pobre formación educativa, les puede acarrear problemas que afecten su imagen, ya que el público y los medios de comunicación los perciben como individuos arrogantes y prepotentes, cuando en realidad son todo lo contrario. Puede ser que a algunos jugadores no les afecte esta situación, pero creo que muchos sí se sienten perturbados y causan una distracción innecesaria en sus clubes. Los directivos de los equipos y los propios peloteros deben estar conscientes de que un jugador con una imagen positiva y que mantenga buenas relaciones con la prensa, es una pieza de gran valor mercadológico. Valor agregadoUn jugador con estas características, aumenta su cotización en el mercado, porque agrega un extra a su rendimiento en el terreno. Además, los equipos se benefician de este tipo de pelotero, cuya figura pueden mercadear y sacar beneficios económicos, en términos de buenas asistencias de fanáticos a los estadios y de aumento en la venta de productos promocionales. ¿Qué se puede hacer para corregir esta penosa situación? Creo que las organizaciones de Grandes Ligas, aparte de brindarles a los jugadores la oportunidad de estudiar en las academias, materias básicas como inglés, matemáticas, informática, historia, geografía, lengua española, entre otras, deben inculcarles el hábito de leer y proporcionarles libros para que enriquezcan su vocabulario y expandan su limitado horizonte cultural. Ayuda profesionalIgualmente pueden contratar profesionales que les dicten cursos para aprender a hablar en público y pierdan el miedo escénico. Ofrecerles charlas sobre la relación del pelotero con la prensa, para que puedan aprender a manejar las situaciones que se les presentan frente a los comunicadores y para que entiendan que deben aceptar las buenas y malas críticas de los periodistas, que un día ponen al jugador por las nubes, cuando tienen una actuación destacada y al siguiente, le fustigan agresivamente por un mal desempeño. También, deberían invitar a periodistas, incluso a peloteros veteranos, para que compartan con los jugadores jóvenes, sus experiencias sobre el tema de las relaciones entre el beisbolista y los medios de comunicación. Con esta inversión, se beneficiarían los jugadores, sus equipos y la imagen del béisbol en sentido general.

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