10 AÑOS DE LOS PANAM

La lucha por la sede fue una batalla gigante

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Ramón RodríguezSanto Domingo

“Si cultivas la perseverancia en lo que uno se propone en la vida, te lleva al éxito”. Fueron palabras del doctor José Joaquín Puello, que en reiteradas ocasiones sacó a relucir, en su dilatada lucha para conseguir y realizar los XIV Juegos Panamericanos, celebrados en la capital dominicana hace diez años. La historia de la consecución de la sede de esos juegos se remonta a mediados de la década de 1980, específicamente después de la celebración de los XV Juegos Centroamericanos y del Caribe Santiago 86. Fue a raíz de esos juegos que Puello, en su condición de presidente del Comité Olímpico Dominicano, dio a conocer “un plan decenal” (1989-1999) de 13 puntos, el último de los cuales, y no el menos importante, trataba la empresa de lanzarse hacia la conquista de la sede de unos Juegos Panamericanos. Desde ese momento el país recibió el estímulo del vigente presidente de la Organización Deportiva Panamericana, Mario Vásquez Raña, quien el 24 de junio de 1986 instó a la dirigencia deportiva de República Dominicana y al país a lanzarse en pro de la sede de ese magno evento. Esto fue publicado por El Nacional de la fecha, bajo la firma del periodista santiagués Pappy Pérez. PUNTO POSITIVOLa perseverancia y el trabajo de la dirigencia olímpica de la República Dominicana fueron claves para alcanzar la sede que buscaron desde 1986 y aunque fracasaron en el primer intento, insistieron hasta lograr el objetivo en 1998. Después tuvieron que enfrentar fuertes críticas de diferentes sectores de la vida nacional y la presión de la Organización Deportiva Panamericana que en varias ocasiones amenazó con retirar la sede. Inicio de los trabajos Pro SedeLa dirigencia olímpica del país comenzó los aprestos. Se hicieron estudios de la inversión que requeriría organizar y celebrar un evento de esa envergadura y se determinó que ello rondaba los 600 millones de pesos, equivalentes a 60 millones de dólares, para esa época. El proyecto fue presentado al entonces presidente de la república doctor Joaquín Balaguer, que sin vacilación, dio su aprobación, mediante carta y también emitió el decreto 181-94, mediante el cual declaraba “de interés nacional la obtención de la sede para la celebración en la ciudad de Santo Domingo de los Juegos Deportivos Panamericanos 1999”, danto instrucciones mediante ese edicto de que “todas las autoridades oficiales del país prestar su colaboración al Comité Olímpico Dominicano para la consecución de dicho objetivo”. De hecho entregó una primera partida de 200 mil pesos para que se iniciaran los trabajos promocionales de la candidatura de Santo Domingo. El entonces presidente Balaguer también emitió una emotiva carta a los miembros de la Odepa que se reunirían en Guayaquil, Ecuador, para seleccionar la sede y uno de sus párrafos decía: “Queremos, nueva vez, ser protagonistas de la historia. Así como fuimos la tierra que abrió las puertas a la civilización americana, concluir el siglo con la fiesta deportiva del Continente”. Previamente el mandatario hacía referencia de que para 1999, fecha en que se celebrarían los XIII Juegos Panamericanos, la Humanidad estaría en los albores del nacimiento de un nuevo siglo. La Cámara de Diputados de entonces, que era presidida por Norge Botello, también emitió una resolución respaldando el proyecto. Otras personalidades, incluyendo líderes políticos, apoyaron la iniciativa. Además de la capital dominicana, ciudades como Bogotá (Colombia) y Winnipeg (Canadá), también estaban tras la sede. Delegación oficial a EcuadorUna delegación encabezada por José Joaquín Puello, entonces presidente del COD; el ingeniero Roque Napoleón Muñoz, miembro COI; el entonces Síndico del Distrito Nacional, el empresario y radiodifusor Rafael Corporán de los Santos y otros connotados dirigentes deportivos, viajaron a Ecuador con un legajo de documentos que avalaban sus pretensiones. El primer intento en procura de la sede fracasó. Fue en ocasión de la celebración de la Asamblea de la Odepa, en la ciudad de Guayaquil en 1994. En una primera ronda de votaciones, Bogotá quedó descartada y luego, dos ruedas de votaciones para escoger entre Winnipeg y Santo Domingo, finalizaron empates. En la tercera vuelta, la ciudad canadiense terminó ganando la elección. Dos votos se viraron hacia Winnipeg, gracias al poder económico, porque ofertaron facilidades que Santo Domingo no estaba en condiciones de ofrecer a los países participantes en dicha asamblea. Hubo frustración tras conocerse el resultado y hubo que resignarse y aceptar el hecho. Pero el movimiento deportivo no se dio por vencido y posteriormente, en la 36ta asamblea de la Odepa celebrada en el hotel Continental de la ciudad de Panamá en 1998, volvió a presentar su candidatura. La segunda fue la vencidaEsta vez, también aspiraban a obtener el derecho de celebrar los XIV Juegos Panamericanos las ciudades de Medellín, Colombia; Santiago de Chile; Guadalajara, México; y Santo Domingo. Fue una lucha titánica. Fue como aquella batalla de Goliat y David. Guadalajara, pujante ciudad mexicana, hizo un gran despliegue promocional y lo propio hizo Medellín. Ambas hasta llegaron a ofertar que darían gratuitamente acogida a los deportistas de América en la villa y también costearían los boletos aéreos. Empero, la representación dominicana centró su campaña atraerse el favor de los países pequeños del continente bajo el lema de que “los pequeños también pueden”. Eso dio resultados y República Dominicana consiguió un apoyo amplio. Esta vez fue nuevamente a Panamá con el apoyo de la política. El entonces presidente Leonel Fernández, quien se acababa de instalar como presidente, dio su aprobación, a pesar de que amplios sectores rechazaban el proyecto. De entrada entregó una partida para iniciar la campaña y el productor de televisión y humorista Freddy Beras Goico se unió al proyecto con una amplia promoción y patrocinó una rifa de automóviles que dejó unos tres millones de pesos al COD para la sustentación de su campaña. Nueva vez se enviaron comitivas a diferentes países del continente con el proyecto de la candidatura de Santo Domingo, de cara a los XIV Juegos Panamericanos de 2003. La primera ronda de votaciones de la asamblea de la Odepa efectuada en el hotel Continental de ciudad Panamá, quedaron eliminadas Medellín (Colombia) y Santiago (Chile). Los delegados de Santo Domingo habían hecho un acuerdo previo con los representantes de Medellín para que el que fuese eliminado apoyara al que quedara pujando por la sede. Finalmente quedaron las ciudades de Guadalajara y Santo Domingo. La Comisión de Conteo de la Odepa, formada por el guatemalteco doctor Fernando Beltranena y el cubano José Ramón Fernández. “La ganadora esÖ Santo Domingo”, expresó en dos segundos Mario Vásquez Raña, presidente de la Odepa. Fue la primera sede del tercer milenio que se dio a conocer a las 11:48 de la mañana, ante un auditórium de unas 300 personas, incluyendo los delegados de las 42 naciones miembros de la Odepa. La elección de la sedeLa elección se produjo en una segunda ronda. Santo Domingo obtuvo 31 votos y Guadalajara 20. De inmediato hubo un estallido de alegría y una ensordecedora manifestación, mientras los mexicanos quedaron perplejos, porque también habían hecho un gran despliegue de poder económico. Fue una festividad inmensa. Un grupo de niños uniformados de la Liga Mercedes, llevados a Panamá para la ocasión, dieron un toque de júbilo y mucha gente hondeando la bandera nacional. En entonces síndico, el merenguero Jhonny Ventura junto a otras autoridades se unieron a la festividad. En esa fecha memorable el propio Vásquez Raña, con un rostro regio, porque la ciudad mexicana de Guadalajara había perdido, proclamó: “Hace cuatro años, República Dominicana perdió y lloró. Pero siguió luchando”. “Así es el deporte”, terminó diciendo el dirigente deportivo continental. Después de todo aquello, los propulsores de la sede tuvieron muchas dificultades. En varias ocasiones hubo el peligro de que le retiraran la sede al país, pero gracias al esfuerzo y entrega de la dirigencia deportiva que defendió a fuego y sangre el derecho de organizar y celebrar los juegos en el 2003, se impuso. Hay que destacar el apoyo del entonces presidente Hipólito Mejía, que con decisión y firmeza mantuvo su respaldo al proyecto y la capital dominicana celebró el más brillante evento de la historia deportiva republicana.

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