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A TIRO DE HIT

La fascinante historia de R.A. Dickey

Contra todos los pronósticos, el veterano de los Mets de New York R.A. Dickey ha sido uno de los principales stoppers de la Liga Nacional en esta temporada, y una de las mejores historias de todas las Grandes Ligas. Apartándose de la inconsistencia que ha sido marca de fábrica de aquellos que, como él, dependen de un lanzamiento tan difícil de perfeccionar como el nudillo, el derecho de 37 años ha ganado nueve decisiones sucesivas y ha tenido 13 salidas de calidad en sus primeras 14 presentaciones de la temporada. Claro, el nudillista ha dejado lo mejor para las últimas semanas, presentando marca de 6-0, 0.18 en sus últimas seis aperturas con una carrera limpia permitida, 63 ponches y apenas cinco transferencias en 48.2 entradas. Todo eso culminando con sus partidos de un hit lanzados de manera sucesiva, hazaña lograda por apenas tres lanzadores en los últimos 50 años y sólo diez en la historia. Varias cualidades separan a Dickey de la mayoría de los nudillistas que hemos visto en el pasado reciente: La velocidad por encima de lo normal a que puede tirar el lanzamiento (un máximo de 80 a 82 mph), la habilidad que tiene para cambiar velocidades con el mismo y su excelente comando de la zona de strike, que le ha permitido promediar apenas 2 transferencias por cada nueve entradas en los últimos tres años. Tratándose de un nudillista, esa es una proporción sobresaliente. Para fines de comparación, Tim Wakefield siempre fue considerado un “knuckleballer” controlado y sin embargo concedió 3.5 BB por cada nueve entradas a lo largo de su carrera. Otro dato interesante con respecto a Dickey es el hecho de que aún no ha lanzado el primer wild pitch en 2012. Volviendo a Wakefield, este tuvo 10 o más lanzamientos desviados en cuatro de sus últimas cinco temporadas. Un obstáculo tras el otro Normalmente, los lanzadores que apelan al nudillo lo hacen como un último y desesperado recurso para salvar una carrera que va cuesta abajo. En ese sentido, Dickey no es la excepción. En su autobiografía publicada recientemente, narra un cúmulo de obstáculos que ha encontrado desde su niñez, comenzando por haber sido víctima de abuso sexual dos veces: Primero por una niñera y luego cuando fue víctima de un ataque homosexual. Luego de convertirse en lanzador estrella de la Universidad de Tennessee, Dickey fue la primera selección de los Rangers de Texas en el draft de 1996. La precariedad económica con que había vivido estaba por quedar atrás. Pero el destino tenía otros planes. Resulta que Dickey era parte de la rotación de abridores del equipo que representaría a los Estados Unidos en las Olimpiadas de Atlanta, a celebrarse ese verano. Como parte de ese grupo, apareció en la portada de la publicación especializada Baseball America junto a los demás iniciadores del equipo: Kris Benson, Billy Koch, Braden Looper y Seth Greisinger. El Dr. John Conway, miembro del cuerpo médico de los Rangers -quienes ya le habían ofrecido a Dickey un bono de US$810,000- notó que el supuesto futuro estelar tenía su brazo colocado en un ángulo extraño y alertó su organización. Los exámenes médicos arrojaron un increíble resultado: Dickey había nacido sin el ligamento colateral cubital, supuestamente indispensable para poder lanzar de manera efectiva. Los Vigilantes, alarmados ante una limitación de esa magnitud, deciden retirarle la oferta a su primera selección. Eventualmente, le ofrecen un minúsculo bono de US$75,000, que Dickey acepta para finalmente iniciar su carrera profesional. Instrucciones desde arriba Luego de casi una década de más bajas que altas y pobres números en Grandes Ligas, el ya veterano es llamado a una reunión con Buck Showalter (manager de los Vigilantes), Orel Hershiser (coach de pitcheo) y John Hart (gerente general). Corría el mes de Abril de 2005. Allí recibe una instrucción clara y concisa: Regresar a ligas menores y convertirse en nudillista a tiempo completo como única alternativa para quizás regresar a Grandes Ligas. A esa altura, el “stuff” de Dickey se había deteriorado hasta el punto de que bola rápida no pasaba de 84 mph, unas 6 millas menos que en la época cuando fue firmado. Allí comenzó la dependencia de un lanzamiento extremadamente difícil de perfeccionar. Es la razón esencial por la que no se ven más nudillistas. Y por eso los pocos que se destacan forman una comunidad que provee asistencia a los “novatos”. Así fue como Dickey contó con la ayuda de Charlie Hough y Phil Niekro para ajustar su mecánica y perfeccionar el agarre de la pelota, además de recibir los consejos del recientemente retirado Tim Wakefield. Esos tres también adoptaron el nudillo como última alternativa y lograron sumar 734 victorias. Visto lo que ha hecho Dickey en los últimos tres años para los Mets, y sobretodo los resultados que ha obtenido en 2012, hay que considerarlo un alumno aventajado. Con 37 años y con dominio de un lanzamiento que preserva su brazo, no debe causar sorpresa si se pasa la próxima década arruinando swings de bateadores de Grandes Ligas.

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