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CON LOS CAMPEONES

Don Georgie Arzeno Brugal una perdida irreparable

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Mario Emilio GuerreroSanto Domingo

Conocí al ingeniero George Arzeno Brugal a principios de los años 70, por mediación de José Ravelo, uno de sus grandes amigos de toda la vida. Don Georgie, como todos lo conocían, ya era para esa época uno de los principales ejecutivos de la firma Brugal. Desde el principio me di cuenta de que se trataba de una persona especial, de esas que, por desgracia, escasean entre nuestros congéneres. Gran amante del tenis, se preocupó por el desarrollo de esta disciplina, hasta convertirse en uno de sus principales patrocinadores en el país. Junto a Ravelo, creó y financió la Copa Brugal, evento en que durante dos décadas (‘70 y ‘80) participaron los mejores tenistas nacionales de ambos sexos, teniendo como escenarios las principales provincias de la nación. Apoyó el primer campeonato profesional celebrado en el país, el cual se celebró en las canchas del Santo Domingo Tennis Club y también patrocinó los primeros torneos profesionales femeninos locales, conjuntamente con los primeros encuentros de Copa Davis en que participó la República Dominicana, a partir de su debut en este evento 1989. Siempre que se le requirió una ayuda, para cualquier evento tenístico nacional, ahí estuvo presente la mano amiga del ingeniero Arzeno Brugal. Lo mismo sucedió con las participaciones internacionales de los tenistas criollos, que también recibieron el apoyo de este mecenas. Quizás lo más importante de todo esto, fue que sus aportes siempre se mantuvieron en el anonimato, pues ante todo era un hombre que no gustaba del protagonismo mediático y hacía honores a aquella frase de Jesucristo que dice: “lo que haga tu mano derecha, no lo sepa tu mano izquierda”. El baloncestoTambién el baloncesto dominicano fue recipiente de las bondades de don Georgie. Recuerdo cuando en el 1974, año en que se comenzó a jugar el torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional, el ingeniero Arzeno Brugal fue uno de sus principales mentores. En esa oportunidad, él no sólo respaldó el evento, sino que patrocinó el equipo del Club Deportivo Naco, siempre de común acuerdo con su entrañable amigo José Ravelo. El país debe saber, tal y como escribió hace algunos días el colega Leo Corporán, en su columna del vespertino El Nacional, que don Georgie igualmente auspició y colaboró con numerosas entidades y con certámenes deportivos, consciente de su compromiso con la juventud y la niñez de la República Dominicana. AgradecimientoEn el plano personal, agradezco a don Georgie por su trato afable y distinguido para conmigo y el apoyo que me brindó en mis primeros años en la crónica deportiva. Cuando hacía los pinitos iniciales en la profesión de comunicador, el respaldo económico del ingeniero Arzeno Brugal nunca me faltó, como tampoco el consejo que evitó que me enrumbara por caminos incorrectos. El país ha perdido un gran dominicano, un hombre que nunca se olvidó de sus amigos y tampoco de los desheredados de la fortuna. Qué Dios le brinde el descanso eterno. Domingo RamosMientras me encontraba en Mexicali, con motivo de la Serie del Caribe, me escribió un correo el antiguo pelotero dominicano Domingo Ramos, para hacer una aclaración respecto a una columna que publiqué hace algunas semanas, sobre los jugadores dominicanos con mejor frecuencia de ponches respecto a sus turnos. A continuación, el texto de la comunicación de Ramos: “Hola Mario Emilio. Hace unas dos o tres semanas leí en tu columna del Listín, acerca del porcentaje de ponches recibidos en mi carrera en RD. Si buscaste el dato en el libro de Héctor J. Cruz, te puedes dar cuenta que hay un error contando los ponches cada año. Veras que solamente son 115 y no 215. El año pasado Bienvenido Rojas dio ese mismo dato en su columna y yo me sorprendí al leerla. No podía creer que yo me ponchaba tan a menudo. Busqué y busque, y me di cuenta del error y se lo comuniqué a Bienvo. El corrigió el error en una columna posterior”. Le prometo a Domingo que en una próxima entrega me referiré al tema.

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