EDITORIAL

El viacrucis de los enfermos

La realidad que enfrentan los pacientes en nuestro país, especialmente los niños con cáncer, embarazadas y otros enfermos, es un reflejo de las profundas carencias de nuestro sistema de salud.

Historias como las de Lisbel Susana, Daire Villanueva y Florelis González exponen no solo el sufrimiento físico, sino también las barreras económicas, logísticas y emocionales que miles de familias deben superar para acceder a tratamientos que, en muchos casos, son su única esperanza.

La escasez de insumos, las salas de emergencia colapsadas, los diagnósticos tardíos y la falta de transporte adecuado son solo algunos de los obstáculos que convierten la búsqueda de atención médica en un verdadero viacrucis.

Aunque iniciativas como la Fundación Amigos Contra el Cáncer Infantil (FACCI) y la cobertura del Seguro Nacional de Salud han marcado avances importantes, estos esfuerzos no son suficientes.

Es urgente que el Estado priorice políticas públicas que fortalezcan el sistema de salud, aseguren diagnósticos oportunos y brinden apoyo integral a las familias más vulnerables.

La salud no puede ser un privilegio; es un derecho fundamental que debe garantizarse con dignidad y equidad.

La lucha contra el cáncer infantil y otras enfermedades graves no solo requiere recursos, sino también un compromiso firme con la vida y el bienestar de todos.

Es hora de actuar. La vida de miles de personas depende de ello.

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