¿Qué pasa con los pases rápidos?

En un país donde el tránsito es sinónimo de frustración y pérdida de tiempo, el colapso de los sistemas de pases rápidos en los peajes de República Dominicana representa un golpe más a la eficiencia. Lo que alguna vez fue concebido como una solución para agilizar el tránsito interurbano y reducir las interminables filas en los peajes, hoy se encuentra sumido en un estado de abandono que genera más problemas que beneficios.

El concepto detrás de los pases rápidos es simple: un sistema que permita a los vehículos cruzar los peajes sin detenerse, con el pago automatizado. Sin embargo, la realidad actual es que hay demasiados pases rápidos fuera de servicio. Esto no solo anula cualquier beneficio de velocidad, sino que además provoca más congestión vehicular, especialmente en horas pico. La inoperancia de estos sistemas plantea serias preguntas sobre el mantenimiento y la fiscalización de los mismos.

En un contexto donde el tiempo perdido en el tráfico se traduce en menos productividad, más estrés y mayores gastos en combustible, tener un sistema de peajes eficiente debería ser una prioridad nacional. Sin embargo, lo que vemos es una falta de interés en resolver el problema, dejando a los ciudadanos a merced del caos diario que caracteriza nuestras vías.

Considero, desde la ignorancia, que la solución no es compleja, pero sí requiere voluntad. Obras Públicas debe asumir su responsabilidad y priorizar el mantenimiento de estas tecnologías. Los ciudadanos, por su parte, debemos exigir un mejor servicio y participar activamente en la discusión de soluciones al problema del tránsito. En un país donde el tiempo es oro, no podemos permitir que sistemas diseñados para ahorrar minutos sigan costándonos horas.