¿Paritorio sin límites?
El dato de que, en los últimos dos meses, el 40 por ciento de los nacimientos en hospitales del país corresponde a madres haitianas, es una prueba real de que estamos frente a un paritorio al por mayor que no parece tener límites.
Este es un problema que no debemos soslayar. El hecho, lejos de ser una novedad, es el más elocuente indicador de que se trata de una tendencia sostenida y creciente.
Que ha tenido, tiene y tendrá implicaciones profundas.
No solo representa una presión significativa sobre el sistema hospitalario nacional, que ya enfrenta limitaciones en recursos, insumos y personal, sino que también abre interrogantes sobre sus efectos demográficos a largo plazo.
Los hospitales dominicanos, por razones éticas y humanitarias, han sostenido una política de puertas abiertas para atender a todas las mujeres que llegan a dar a luz.
Sin embargo, este gesto, digno de un Estado que respeta los derechos humanos, se ha convertido en una carga desproporcionada, que ni siquiera Haití se digna en reconocer.
Mientras el sistema de salud pública soporta esta demanda creciente, el presupuesto destinado a las maternidades se mantiene insuficiente, comprometiendo la calidad de los servicios para las parturientas dominicanas y haitianas por igual.
Este flujo constante de nacimientos plantea retos demográficos y sociales que pueden transformar profundamente el tejido del país.
El país no está preparado para integrar a estos niños, garantizarles salud, educación y oportunidades en un sistema que ya enfrenta enormes déficits.
Y que, para colmo, se ejerce bajo la continua sombra de las acusaciones de racismo y discriminación, provenientes de Haití y sus aliados internacionales, en coro con dominicanos anti-patrióticos.
Es hora de que el debate trascienda las cifras y se convierta en un plan de acción concreto para enfrentar una carga financiera que el país no puede aguantar.