El 4% a la educación se fue por las alcantarillas
Los recientes resultados de las Pruebas Nacionales y los concursos docentes confirman el colapso del sistema educativo público de nuestro país.
A pesar de destinar el 4% del PIB, los logros son mínimos, y los recursos parecen perderse en un barril sin fondo marcado por mala gestión, sindicalismo y populismo político.
En el último concurso docente, menos del 20% de los aspirantes aprobó, mientras que en las Pruebas Nacionales apenas la mitad de los estudiantes pasó la tercera convocatoria.
Además, informes internacionales como PISA nos colocan entre los peores del mundo en rendimiento académico.
¿Cómo justificar un presupuesto de más de RD$ 300 mil millones cuando los resultados son tan pobres?
El problema no solo es técnico, sino también moral y estructural.
Casos como la violación de una menor en una escuela reflejan una crisis profunda en las instituciones clave: escuela y familia.
Sin maestros con vocación y padres que eduquen en valores, la sociedad seguirá sumida en el atraso y la violencia.
La educación necesita una reforma integral que priorice la calidad sobre la cantidad.
Es urgente formar profesores competentes, garantizar transparencia en el manejo de recursos y devolverle a la familia su rol formador.
El sueño del 4% se ha convertido en una pesadilla de promesas incumplidas.
Si no actuamos, seguiremos desperdiciando oportunidades y comprometiendo el futuro de nuestros jóvenes.