Motores de esperanza

A través del “Listín en el Barrio” hemos encontrado un faro de esperanza para la sociedad dominicana.

En un país donde es alto el número de jóvenes que no encuentran caminos hacia la educación y el empleo, miles de ellos, desde La Caleta o La Cuaba, marcan la diferencia.

En estas comunidades que orbitan en las márgenes norte y este de la capital, palpita un ejemplo conmovedor de resiliencia y determinación.

Más de 1,100 jóvenes de estos sectores desafían cada día las limitaciones económicas y logísticas para asistir a las universidades, en especial a la Autónoma de Santo Domingo, persiguiendo el sueño de convertirse en profesionales.

Sostienen este esfuerzo gracias a unos pocos autobuses que ellos mismos financian, mediante un sistema comunitario que opera a duras penas.

En La Cuaba, la falta de subsidios para el combustible ha limitado sus operaciones. De dos autobuses en uso, sólo queda uno activo y esto obliga a restringir los viajes para costear el servicio.

En La Caleta, a pesar de contar con el prestigioso Instituto Tecnológico de Las Américas en su cercanía, pocos jóvenes logran ingresar.

La mayoría, entonces, tiene que trasladarse a instituciones académicas de la capital, enfrentando las mismas barreras de transporte y costos.

Estas historias no sólo evidencian las falencias de un sistema que no prioriza la educación de los más vulnerables, por más empeño con que estos jóvenes hacen sus apuestas de futuro.

Un subsidio de combustibles para sus autobuses sería un alivio inmediato.

También, que el Estado fomente la creación de centros de capacitación en oficios técnicos y vocacionales, como lo piden los residentes de estas comunidades en el “Listín en el Barrio”.

El esfuerzo de estos jóvenes debe ser reconocido y alentado con políticas públicas, para que el faro que representan pueda ser una refulgente luz de esperanza para nuestro país.

¡Apoyémoslos para que sus sueños no se apaguen y puedan iluminar el camino de una nación más justa y próspera!