Las cárceles… ¿ahora sí?

Aunque el país ha sido un modelo de madurez democrática y crecimiento económico en los últimos 50 años, resulta inexplicable que las autoridades no se ocuparan de las cárceles.

Por décadas la población carcelaria fue creciendo y el sistema de justicia apiñando reos en los mismos recintos diseñados para un número mucho menor de justiciables.

El principal problema, el hacinamiento, se combina con la parálisis de los procesos judiciales, que convierte a los presos en personas vulneradas en sus derechos.

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