Habrá que reescribir la historia
Lo que inicialmente parecía un hallazgo significativo, ahora se revela como un hito arqueológico de enorme trascendencia histórica.
Se trata de las revelaciones del equipo de expertos que estudió las características de osamentas desenterradas en el llamado Monumento Nacional Cabo, de Samaná.
El dato fundamental es que nuestros primeros antepasados poblaron esta tierra hace aproximadamente 5,500 años, mucho antes de lo que se creía, rebatiendo la teoría anterior de 3,000 años.
Este descubrimiento no solo cambia el relato de cómo y cuándo los primeros seres humanos llegaron a las Antillas, sino que también transforma nuestra percepción de su cultura, sus habilidades y sus capacidades para establecerse en la región.
La migración de los “samaneses”, como se ha denominado a este grupo en honor a Samaná, nos muestra que estos primeros pobladores no eran grupos de personas primitivas y desorganizadas.
Al contrario, los descubrimientos revelan una civilización con altos niveles de organización social, rituales complejos y un conocimiento avanzado de navegación, agricultura y pesca.
El hallazgo de herramientas, restos de maíz en utensilios de hace 5,500 años y esqueletos cuidadosamente enterrados sugiere que nuestros antepasados no eran azarosos navegantes, sino grupos organizados que realizaban expediciones y vivían en armonía con su entorno.
Este descubrimiento obliga a replantear la historia que se nos ha contado hasta ahora y a asumir con orgullo este legado ancestral.
El valor de este hallazgo arqueológico es incalculable, no solo por lo que representa para la historia dominicana, sino también para la historia mundial.
Hay que felicitar a los arqueólogos que han trabajado incansablemente para descubrir y preservar estos tesoros históricos.
Este descubrimiento debe ser un catalizador para que el Estado invierta más en el estudio de nuestra historia prehispánica, financiando investigaciones que ayuden a revelar los muchos secretos que aún guardan nuestras tierras.