¿Cuál energía es más prioritaria?
Mientras el gobierno se concentra en propulsar reformas estructurales, una inesperada crisis eléctrica ha comenzado a afectar profundamente la vida cotidiana de los ciudadanos.
Los apagones intermitentes no solo están trastornando la industria, el comercio y los hogares, sino que también están encareciendo productos y servicios esenciales para la población.
Ante este panorama, surge una disyuntiva urgente: ¿Qué es más prioritario o relevante en este momento crítico? ¿Enfrentar de inmediato la crisis energética o propiciar un amplio menú de reformas estructurales?
Esta cuestión va más allá de una simple elección de prioridades.
Se trata de que se admita la realidad de que una crisis energética puede generar distorsiones en el ritmo de vida y en la economía, mayores que las que ya ha creado.
Estas distorsiones afectarían negativamente el clima necesario para entablar discusiones profundas sobre temas tan importantes como las reformas a la Constitución, el régimen fiscal, la seguridad social y el marco laboral.
En otras palabras, ¿cómo puede la sociedad enfocarse en debates estructurales de largo alcance si, mientras tanto, la inestabilidad del sistema eléctrico provoca un impacto inmediato y devastador en su vida diaria?
Esta crisis eléctrica está paralizando grandes centros oficiales, afectando servicios esenciales como los de pasaportes y registro civil, e incluso interrumpiendo las mismas sesiones del Congreso.
En este contexto, parece claro que no se puede construir una agenda de reformas sólidas si el país se encuentra atrapado en una inestabilidad energética que lo mantiene en la incertidumbre y afecta su productividad.
El gobierno debe evaluar cuidadosamente si es el momento adecuado para distraer las energías de la sociedad en largas discusiones, mientras la economía se resiente por los apagones.