Condenados por la desidia y el olvido

Es lamentable y penoso observar el estado de abandono en que se encuentra el polideportivo del barrio María Auxiliadora.

Mientras el gobierno eroga millones de pesos para financiar viajes de delegaciones deportivas a competencias internacionales, no aparecen recursos para rehabilitar este local, desfavoreciendo a cientos de niños pobres que sueñan con ser grandes deportistas.

El Club Deportivo María Auxiliadora, un centro comunal fundado en 1972, se encuentra en una situación deplorable.

Eso pudieron constatarlo los ejecutivos de nuestra Redacción al iniciar los diálogos comunitarios del programa “El Listín en el barrio” este domingo.

Sin mantenimiento adecuado por 28 años, el club enfrenta problemas graves: una cancha techada deteriorada, gradas corroídas por el óxido, falta de electricidad y una infraestructura que se desmorona.

Los jóvenes atletas, que practican basquetbol, voleibol, boxeo y taekwondo, deben enfrentarse a condiciones indignas que afectan su desarrollo deportivo.

Es inaceptable que, mientras se destinan grandes sumas de dinero a la promoción internacional del deporte, las bases comunitarias queden desamparadas.

La falta de vestidores, utilería adecuada y personal de mantenimiento y seguridad, son solo algunos de los problemas que sufren estos niños y adolescentes.

Además, la ausencia de una subvención conforme a la Ley 122-05 agrava aún más la situación, dejando al club sin los recursos necesarios para su operación.

La negligencia hacia estos espacios no solo frustra los sueños de jóvenes deportistas, sino que también contribuye al aumento de la delincuencia, pues los jóvenes sin opciones se ven tentados a caer en malos caminos.

Urge que las autoridades tomen medidas inmediatas para rehabilitar este centro y garantizar que los niños y adolescentes del barrio María Auxiliadora tengan un lugar digno donde practicar deportes y desarrollar sus habilidades.

Es imperativo que el gobierno actúe con celeridad y compromiso para evitar que estos sueños se desmoronen junto con las paredes del polideportivo.

No podemos permitir que la desidia y el olvido condenen a nuestros jóvenes a un futuro sin oportunidades.

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