La espiral de la violencia
Cada lunes, el Consejo Superior Policial presenta informes que aseguran una disminución en las tasas de homicidios, feminicidios y robos en nuestro país.
Según sus estadísticas, la tasa de homicidios ha descendido a 9.47 en lo que va del año, comparada con 11.9 en el mismo período del año anterior.
Sin embargo, esta perspectiva contrasta fuertemente con la realidad que enfrenta la población diariamente.
En el primer semestre de este año, los medios de comunicación han reportado 198 muertes violentas, incluyendo 92 homicidios y 62 vidas perdidas en intercambios de disparos.
Además, se registraron 28 feminicidios, ocho suicidios y ocho hombres asesinados por sus parejas.
Estas cifras pintan un panorama alarmante y muestran una ola de violencia que sigue azotando nuestras comunidades.
La emisión semanal de estadísticas por parte de la Policía puede dar la impresión de que la situación está bajo control y que las cosas están mejorando.
No obstante, la realidad vivida por la población es muy distinta.
La gente sigue viviendo con miedo y temor a los atracos, sintiéndose vulnerable en su día a día.
Este choque entre las estadísticas oficiales y la realidad ciudadana de inseguridad refleja una situación que puede inducir a engaño o confusión.
Aunque las estadísticas puedan mostrar una mejora en ciertos indicadores, no deben utilizarse para minimizar la magnitud de la violencia que aún persiste.
La confianza en las instituciones y en las fuerzas del orden se construye a través de la transparencia y la acción efectiva.
Es hora de enfrentar la realidad con honestidad y compromiso, fortaleciendo la protección ciudadana y asegurando que las estadísticas reflejen la situación verdadera, sin maquillajes.