Infraestructuras públicas en abandono
En las últimas semanas, el Listín Diario ha destacado en sus reportajes el lamentable estado de muchas obras públicas en nuestro país.
Un problema multifacético, que se viene arrastrando por años.
Por un lado, costosas y necesarias obras han estado paralizadas o se ejecutan a un ritmo más lento que el de un sepelio.
Y, por el otro, la mayoría carece de mantenimiento oportuno y adecuado, lo que las degrada aceleradamente reduciéndoles su vida útil.
Cuando eso ocurre, hay que volverlas a reconstruir o invertir fuertes sumas para su rehabilitación.
Es el caso de acueductos, sistemas de alcantarillado sanitarios y pluviales, escuelas, carreteras, presas y edificios de oficinas públicas.
La falta de cumplimiento con las normas establecidas al momento de construir estas infraestructuras añade otro nivel de riesgo.
Las construcciones deben ceñirse a los estándares de calidad y seguridad para asegurar su durabilidad y resistencia ante desastres naturales.
Es fundamental que las autoridades y la sociedad en general tomen conciencia de la importancia del mantenimiento de las obras públicas.
No podemos seguir permitiendo que las inversiones millonarias se deterioren por negligencia y falta de planificación.
Es crucial establecer programas de mantenimiento preventivo y correctivo que garanticen la longevidad y funcionalidad de nuestras infraestructuras.
Invertir en el mantenimiento adecuado no es un gasto innecesario, es una inversión en nuestro futuro.