Atentos al clímax haitiano
Todo parece indicar que desde este fin de semana, la crisis que vive Haití, dominado por bandas armadas que lo han trastornado todo, entra en una fase decisiva.
Estados Unidos ha marcado el día de mañana como fecha límite para que sus connacionales salgan de Haití, indicativo de que desde ese día podría comenzar una etapa de confrontación mayor.
Lo que ha tenido que soportar el pueblo haitiano, taqueado por unas bandas sangrientas e insaciables, no se puede prolongar en el tiempo.
Nunca es deseable que fuerzas extranjeras irrumpan en un país soberano para imponer el orden, pero en el caso de Haití, sobran razones para romper el espinazo a facinerosos que viven de la extorsión y el chantaje.
La “comunidad internacional” ha estado barajando una solución de fuerza contra el bandolerismo haitiano y a la larga tendrá que hacerle frente.
Después de que las principales potencias mundiales han sacado a la mayoría de sus ciudadanos del territorio haitiano, es lógico esperar que una acción firme, enérgica e inmediata, reviente el corazón de estas bandas.
Solo después de ese aporte necesario, se puede hablar de un gobierno de unidad nacional de transición para que convoque a elecciones nacionales donde se escojan parlamentarios y un presidente legítimo.
Sin necesidad de inmiscuirse directamente en el conflicto, la República Dominicana debe estar preparada para encarar las consecuencias de una acción quirúrgica en Haití.
El mayor reto sería cómo afrontar una probable llegada masiva de haitianos huyendo del conflicto, a los que no se puede tratar como bandoleros, pero tampoco aceptar como ‘refugiados’.
Ahí es que se necesita tacto y buenas decisiones para evitar errores costosos, tanto por acción, como por omisión.
Gobierno, partidos, líderes políticos y sociales deben tener ojo atento al devenir de la situación haitiana, que está entrando en una fase que puede ser definitoria.