Protejámonos en cascada
Desde hoy, cualquier persona queda expuesta a los riesgos que acompañan el asueto de Semana Santa.
Año tras año, para esta misma temporada, se incrementan los accidentes de tránsito, las reyertas en “teteos”, las intoxicaciones y ahogamientos en playas y balnearios.
Por más extendidos que sean los operativos de prevención del Centro de Operaciones de Emergencias, el saldo de muertos y heridos es siempre alto.
Por tanto, lo que se impone, frente a esa realidad, es una protección en cascada que convoque a toda la familia.
Es decir, que la esposa cuide al esposo, padres y madres a los hijos, los hermanos entre sí, los vecinos y los maestros, en fin, que la cadena sea de ciudadano a ciudadano.
Como la familia es el núcleo básico de la sociedad, este mecanismo de la protección mutua en cascada puede contribuir a generar conciencia sobre el nivel de responsabilidad que todos tienen en la preservación de la vida y la integridad física en este asueto.
No hay que olvidar que este es, esencialmente, un tiempo de solemnidad religiosa propicio para la reflexión, la unidad familiar y la valoración del sacrificio de Jesucristo, el hijo de Dios.
Por tanto, hay que respetar el derecho de los cristianos a recordar la muerte y la resurrección de Jesús, orando en los templos o participando en procesiones y otros actos de recogimiento.
Dado que son miles los que se desplazan por carreteras, la máxima responsabilidad que tienen los conductores es la de regresar sanos y salvos a sus hogares al final de esta pascua.
¡Y que todos recibamos la bendición de Dios!