Memorias del cuatrienio

En los hechos, la rendición de cuentas que hizo ayer el presidente Luis Abinader ante la Asamblea Nacional, resultó ser una síntesis de su obra de gobierno en casi un cuatrienio.

En el objetivo de mostrar que el país de hoy, en comparación con el que encontró en 2020, es muy diferente, el Presidente hizo un amplio despliegue de estadísticas y obras para afirmar que hay ahora más bienestar.

El historial de realizaciones materiales desde el 2020 hasta el 2023 contextualiza la magnitud de los desafíos que tuvo que afrontar, con una pandemia devastadora que paralizó la economía y estresó los sistemas de salud y asistencia social de los ciudadanos.

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En el discurrir del cuatrienio, otros factores, como el alza de los fletes, las tasas financieras, la crisis de la transportación y más adelante la guerra entre Rusia y Ucrania, desafiaron las capacidades de los gobiernos para recuperarse de la parálisis pandémica.

Fueron muchas las necesidades, sobre todo perentorias e inaplazables, que abrumaron al pueblo, y fue por tanto mayor el reto del gobierno para satisfacerlas.

Tuvo que echar mano a una política de subsidios para evitar que los combustibles en alza deprimieran los ingresos ciudadanos y para estimular la atracción de turistas, de inversiones extranjeras y para sostener la producción agropecuaria.

Con el agravamiento de la crisis política y humanitaria de Haití, el gobierno se vio precisado a articular una política de defensa fronteriza y de diplomacia internacional para promover la intervención de una fuerza de paz allí.

Este es un frente que consume recursos y energías al gobierno, que también ha tenido que enfrentar una abrumadora penetración de haitianos ilegales que han dañado el clima de coexistencia del país.

Pero mientras el gobierno movía todas estas fichas, un conjunto de problemas sociales ensombrecían el esfuerzo.

El incremento de la violencia familiar y callejera, los crímenes de todo tipo, el predominio de malas conductas y bajas calificaciones de los estudiantes de escuelas públicas, más el microtráfico y la drogadicción, acentuaron la quiebra moral de la sociedad.

El generalizado irrespeto a la autoridad y a las leyes y su variante sucedánea, la crisis carcelaria y el aumento de los presos preventivos, han representado otro desafío para la seguridad ciudadana.

Más allá de las realizaciones tangibles para fortalecer las estructuras que producen riqueza, la noción o percepción de bienestar queda muy cuestionada cuando aún persisten altos niveles de pobreza, inseguridad y bienes inaccesibles para la mayoría.

A la ciudadanía le tomará su tiempo fagocitar este legado de realizaciones del gobierno para poder comparar, con una balanza en las manos, cómo se ha movido el péndulo en este cuatrienio.