Tengamos cárceles especializadas
Uno de los grandes problemas de nuestras cárceles es que en ellas juntan a infractores de todo tipo, lo que a menudo puede malograr los objetivos de rehabilitación y humanización de las mismas.
Salvo en el aspecto de género, para los que si existen cárceles de mujeres solamente, y apenas una para envejecientes, el resto de los recintos penitenciarios son sacos en los que hay de todo.
En algunos países de America Latina y del Medio Oriente, hay un sistema de segregación.
Ecuador, ahora, está experimentando este modelo,trasladando presos de delitos afines a otras cárceles que no sean las de pandilleros, asesinos o narcotraficantes.
En El Salvador hay una megacarcel para los de las bandas Maras y en Turquía hay prisiones especializadas para presos con necesidades especiales.
Estas últimas van a tono con las normativas y reglamentaciones de las llamadas “Reglas Mándela”, que promueven el respeto y la protección de prisioneros con necesidades especiales.
En Arabia Saudita, donde funcionan tribunales especializados según delitos específicos, el mecanismo funciona.
Los que favorecen este modelo entienden que permite una mejor rehabilitación y tratamiento de los reclusos, al enfocarse en sus necesidades específicas.
En todo caso, no estaría mal que los expertos dominicanos expongan sus consideraciones sobre los aspectos legales, sociales y éticos que se necesitarían ponderar para una transformación de nuestro sistema en base a cárceles especializadas.
Por ejemplo, cárceles para narcotraficantes, criminales, delincuentes , violadores sexuales , violentos y otros enfermos mentales , delitos administrativos y cibernéticos y contra los bienes y la seguridad del Estado.
Y también sobre la necesidad de establecer tribunales bajo estos mismos criterios.