Un escudo de hierro para la frontera

La insurrección popular contra el gobierno de facto de Ariel Henry, en Haití, ha hecho implosión.

Los primeros estruendos se sienten ya en las calles de sus ciudades más importantes, con tiroteos, incendios, barricadas y deserciones de militares y policías en las vísperas de agotarse el mandato de Henry, mañana.

Con estas pobladas, Haití está a las puertas de su más grave lucha por el poder, luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, tras lo cual ese país quedó sumido en un volátil estado de gobernanza, cada vez más fracturado por la violencia de las bandas armadas.

Ese estado de inestabilidad permanente se ha ido profundizando de tal modo que el territorio ha sido atomizado con el reinado de bandas distintas, ahora aglutinadas alrededor del impenitente conspirador y rebelde Guy Philippe.

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Erigido como mesías de un Haití más soberano y libre de las fuerzas internas y externas que influyen en la política y economía de ese país, el comandante Philippe ha llamado abiertamente al derrocamiento de Henry.

Lo que habrá de seguir es, inevitablemente, el surgimiento de un régimen dictatorial que imponga su voluntad a la fuerza, porque los hechos han demostrado que los haitianos no tienen capacidad para ponerse de acuerdo mediante el diálogo.

Con un estado más colapsado que nunca, las amenazas que el desorden y el caos representan para la República Dominicana son más impredecibles que las que se estimaban si se hubiese producido una intervención militar extranjera.

Tan cierta luce ser esa percepción que el propio canciller dominicano, Roberto Álvarez, advirtió hace diez días en Naciones Unidas que Haití está “a las puertas del abismo”, porque la inacción de la comunidad internacional para actuar en favor del restablecimiento del orden institucional y social ha hecho que las bandas incrementen su poder.

Lo que se está demostrando hoy con la insurrección liderada por Philippe.

Ante la gravedad de los acontecimientos en curso, difíciles de detener, la República Dominicana tiene que desplegar un escudo de hierro militar en su frontera, que es la válvula favorita para un escape masivo de los haitianos que huirán de la guerra.

El gobierno sabrá cómo hacerlo. Eso esperamos.