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…Y no es una gripecita

El carácter sociable del dominicano es alto y por eso es común ver el saludo efusivo, apretón de manos, abrazos y besos en algunos casos.

Cuando llegó al país la pandemia de Covid-19 en la primavera de 2020, forzosamente hubo que cambiar ese comportamiento cotidiano, por choque de puño y distanciamiento.

Aun aplicando esa precaución y otras medidas como higiene rigurosa, evitar multitudes, vacunas, uso de mascarillas, el virus afectó a millones y abrió surcos de muerte en todos los estratos sociales.

Una subvariante muy contagiosa –la JN.1– está atacando con fuerza en gran parte del mundo y en República Dominicana es la predominante.

Corre la versión de que esta subvariante es agresiva, pero provoca menos internamiento y tiene escasas posibilidades de matar.

Puede que así sea, pero lo que ha demostrado el Covid-19 en casi cuatro años, es que deja secuelas en órganos vitales que al menor descuido, irrumpen y con mucha frecuencia resulta tarde para salvar la vida.

Hay quienes sostienen y estudian que la gran cantidad de accidentes cerebrovasculares que se registran en personas de poco más de 50 años, con un alto saldo de muerte, podrían ser daños previos del Covid.

Lo deseable es que la gente no se contagie del virus porque superar los síntomas agudos es relativamente fácil, pero nadie puede descartar que agrave problemas cardiovasculares, endocrinos, el sistema nervioso y el pulmonar.

Ante el hecho real de que el virus fue encontrado esta semana en 28 provincias, incluyendo las más pobladas, las autoridades sanitarias están en el deber de adoptar medidas elementales para reducir los contagios.

Entre esas medidas están ampliar la campaña de estímulo a la vacunación y el acceso a pruebas, uso de mascarillas en transporte, hospitales, oficinas públicas, recintos militares y cárceles.

Las familias deben volver al distanciamiento en el saludo y el compartir, como una forma de evitar contagiar a los seres queridos.

Hay que hacer conciencia de que el Covid-19 sigue atacando y nadie puede exponerse al contagio creyendo que es una gripecita.