Pésimos servicios de dos aerolíneas
Las múltiples vicisitudes que sufren a diario los pasajeros de las aerolíneas American Airlines y Jet Blue, debido a deficiencias y negligencias en el servicio, desbordan ya los límites de lo aceptable y lo comprensible.
Retrasos que a veces sobrepasan las diez horas de espera, sin justificaciones ni explicaciones convincentes; sobreventas de asientos o inesperados cobros adicionales por equipajes, más los frecuentes extravíos o violaciones de maletas, forman parte de la cadena de dificultades.
Cualquiera de esas anomalías representa para los pasajeros pérdida de tiempo y de dinero incompensables, además de afectar sus estados de ánimo al sentirse maltratados o desconsiderados.
Algunas reyertas han tenido lugar en los aeropuertos por causas como estas, en el paroxismo de los sufrimientos y la indignación que experimentan los pasajeros al sentirse defraudados o burlados.
Persistentemente, estos episodios se originan con estas dos aerolíneas norteamericanas, cuyos servicios a bordo, para colmo, han declinado estrepitosamente en todos los sentidos, en la calidad, más que nada.
Pese a la frecuencia con que ocurren, las autoridades aeronáuticas no han sido capaces de someterlas al rigor del cumplimiento de sus responsabilidades frente a los pasajeros y, con ello, prohíjan impunidad.
Esas aerolíneas actúan así, por lo visto, apoyadas en el control casi monopólico del tráfico de pasajeros hacia y desde los Estados Unidos, sin importarles que digan de ellas que tratan a los clientes como ciudadanos de segunda y tercera categoría.
Dejar varados a pasajeros o expedirles boletos de viaje y luego decirles, sin más ni más, que el vuelo está lleno, es pan de cada día en los aeropuertos, generando gratuitas ofensas y perjuicios a los infortunados pasajeros.
Somos un país que recibe, con gran hospitalidad, a millones de turistas y que cada día se esmera en cumplir con las normas internacionales de seguridad aeroportuaria.
No nos merecemos, por tanto, estos tratos abusivos y displicentes de Jet Blue y American Airlines, que bastante se lucran del negocio de la transportación aérea, plagado de deficiencias.