La agonía no puede prolongarse
La crisis del tránsito es multidimensional. No se resuelve de un día para otro, pero sí puede comenzar a mitigarse con algunas medidas puntuales.
Estas alternativas, aplicables en el corto plazo, pueden ponerse en marcha con decisiones administrativas, mientras se trabaja en soluciones integrales.
Los expertos que han estudiado las distintas variables de esta crisis, que hoy ha tocado fondo, están de acuerdo en por lo menos seis medidas de corto plazo.
Entre ellas están: un cambio de dirección de algunas calles y avenidas, una nueva habilitación de giros a la izquierda para acortar la espera en los semáforos, una normativa para penalizar el uso de los vehículos con una sola persona, y cobrar por el estacionamiento callejero.
De los tres millones de vehículos que circulan en la urbe, el 34 por ciento lleva una sola persona en su interior.
La agonia no puede prolongarse
Es decir, hay que ir creando las condiciones para ampliar los corredores del transporte público y maximizar la oferta de parqueos, al tiempo que se sacan del polígono central las estaciones de pasajeros que salen o entran a la ciudad.
De igual modo, una estricta regulación de horario para la circulación de vehículos pesados en las vías de la capital, incluyendo a los del servicio de recogida de basura.
Para aplicar estas medidas sólo se requiere un firme compromiso de todos los actores del sistema, como primer paso para despejar el terreno de las soluciones permanentes.
Mientras se crean las condiciones para fortalecer el transporte masivo con buses, trenes y vehículos de transferencia y se estimula la educación vial entre los ciudadanos, hay que torear la crisis con medidas urgentes, paliativas y necesarias.
El Foro sobre la Movilidad Urbana, propuesto por el Listín Diario, como una apremiante clarinada para enfrentar esta agobiante crisis, procura justamente que el Estado y la sociedad se unan en un programa de fases, corto, mediano y largo plazo, diseñado por los más competentes especialistas del país.