Burundanga y regalía pascual
Ahora que el gobierno está repartiendo la “regalía pascual” entre los servidores públicos, el apetito de los ladrones callejeros sube de grado automáticamente.
La gente tiene que tomar medidas frente a los cleptómanos y atracadores que se mueven en las calles y centros comerciales o financieros para su “zafra” navideña.
La Policía ya ha iniciado sus operativos especiales para prevenir la ocurrencia de estos desmanes, muy propios de temporadas donde circula mucho dinero por los extra sueldos de fin de año.
Una de las modalidades más sofisticadas para robar o timar a las gentes es el uso de la sustancia conocida como escopolamina, popularmente llamada burundanga.
Al tratarse de un medicamento recomendado para mejorar síntomas de fiebre, mareos o vómitos, gente desaprensiva los adquiere y los utiliza para drogar o anular la voluntad de sus víctimas.
Se están denunciando varios casos, con videos incluidos, en las redes sociales.
Un prestigioso médico estuvo a punto de ser rociado con esa sustancia por una persona de apariencia extranjera, y semejantes testimonios salen a la luz de ciudadanos afectados por la burundanga.
Este alcaloide es altamente tóxico. Puede afectar a cualquier persona que lo inhale o le caiga en la piel.
Causa inconsciencia, parálisis, estupor y una especie de hipnosis.
Los desaprensivos suelen ocupar carros del transporte público, con apariencia de pasajeros, para elegir sus víctimas.
También suelen acercarse en las calles a los transeúntes solicitándoles ayuda para supuestamente buscar direcciones, bancos, establecimientos comerciales y otros lugares.
También aparecen mostrando mapas o direcciones de lugares, vendiendo prendas o repartiendo volantes, flores y otros objetos para sorprender a los incautos.
Es tiempo de cuidarse más de esta plaga de ladrones.
La Policía tiene que emplearse a fondo para detenerlos y enjuiciarlos. Y las farmacias deben ser más estrictas en la libre venta al público de la escopolamina.