Falta macana

Tragedias viales como la de ayer en Haina seguirán consternando y enlutando a este país mientras no hayan autoridades decididas a aplicar la macana de la ley a los que ignoran las reglas del tránsito.

Mientras los conductores de vehículos de todo tipo perciban que tenemos autoridades flojas y que violar las reglas no implica fuertes penalidades, el irrespeto seguirá enraizado.

Ni siquiera la más elemental de esas normas, como es la que prohíbe cruzar semáforos en rojo, ha logrado hacerse cumplir, ya que todo el mundo siente que tiene licencia para burlarla debido la incapacidad intrínseca para impedirlo.

Desde hace muchos años el LISTÍN DIARIO viene poniendo los puntos sobre las íes frente a estos incumplimientos.

Recordamos, a propósito, uno de nuestros editoriales críticos sobre el tema el 18 de enero del 2019, titulado “Que termine el terror de las patanas”.

Tras una serie de reclamos en el mismo sentido, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) puso en vigor ese día una resolución reglamentando la circulación de los vehículos pesados.

Entre otras normas, disponía que ningún vehículo pesado podía desplazarse a una velocidad superior de 70 kilómetros por hora en vías troncales, ni a más de 55 kilómetros por hora en carreteras secundarias.

Por igual, que los camioneros deben conservar una distancia del acercamiento al vehículo que vaya delante de al menos 150 metros, y transitar siempre por el carril de la derecha en todas las vías que dispongan de más de uno.

La autoridad ha sido negligente a la hora de hacer cumplir, de verdad y sin miramientos, estas normas, por lo que tal omisión ha sido causa de innumerables accidentes con un alto saldo de muertes y daños, por lo que el Estado debería resarcir a las víctimas.

No hay fiscalización efectiva para evitar que circulen vehículos pesados con gomas lisas, sin luces, sin señales reflexivas o con piezas desgastadas, porque nadie les aplica la macana de la ley.

Es al Estado al que debería darle vergüenza que, por flojera o por las indulgencias que prodigan agentes de tránsito cuando aceptan coimas para hacerse los desentendidos, miles de dominicanos mueran cada año en accidentes de tránsito que pudieron evitarse, en la mayoría de los casos.

Aún así, seguiremos clamando en el desierto.