Noticias en papel de estraza

Teclear noticias en fundas de estraza, por delante y por detrás, porque se habían agotado las cuartillas de papel bond, era algo recurrente en el noticiero “Informativo Nacional”, de Radio ABC.

El diligente reportero Pedro Eugenio Suárez se ocupaba de conseguirlas en unos colmados vecinos a la emisora para tenerlas de reservas cuando se acabaran las hojas limpias en la sala de Redacción.

También se esmeraba en no echar al zafacón las notas de prensa que llegaban a la sala de prensa y guardarlas para usar sus reversos en la redacción de noticias, cuando tuviésemos escasez.

El uso del papel de estraza consumía mucha tinta de los rollos de las maquinillas, por lo que a veces las letras no eran de fácil lectura para los locutores de planta que, para nuestra fortuna, refulgían entonces como verdaderos iconos de la radio.

Hablo de Juan Nova Ramírez, Freddy Ortiz, Víctor Tió, Eddy García y Orlando Ortiz, quienes eran las voces regulares de este noticiero, fundado en 1971 por un maestro de la comunicación, Salvador Pittaluga Nivar.

Pese a las carencias de insumos, el noticiero logró competir frente a los más poderosos del momento, Radio Comercial, Radio Mil y Radio Cristal, gracias a una verdadera maquinaria humana para hacer noticias.

Allá estábamos, bajo la dirección de Luis José Chávez, los periodistas Marino Mendoza, Freddy Sandoval, Ramón Calcaño (Deportes), Danilo Rodríguez, Julio César Contreras y yo.

Dos excelentes plumas del periodismo satírico y de humor, Francisco Álvarez Castellanos y Mario Emilio Pérez, preparaban cápsulas divertidas que le daban al noticiero un excelente enganche con la audiencia.

Para Mendoza y para mí era un trabajo part-time o “picoteico “, ya que ambos pertenecíamos al staff del Listín y regularmente teníamos acceso a noticias de último momento, por lo que a menudo dimos muchas primicias informativas.

Como aquella “bomba” de último minuto en que revelamos sorprendentes confesiones del fugitivo guerrillero Toribio Peña Jáquez, ofrecidas en exclusiva al diario vespertino Última Hora, tras el desembarco del coronel Caamaño por Playa Caracoles.

Antes de que la edición impresa estuviera en la calle, ya sabíamos el contenido de la entrevista, que se produjo burlando el gigantesco operativo militar en su búsqueda.

Ese día Ultima Hora vendió más de 70,000 ejemplares en un abrir y cerrar de ojos. Un auténtico “palo noticioso”.

Y, por supuesto, la audiencia del “Informativo Nacional” subió como la espuma, mientras se recibían innumerables llamadas para averiguar más detalles.

Quiero poner de relieve dos cosas en esta historia:

Primero, que el periodista tiene que derribar fronteras para descubrir y llegar al fondo de las noticias, sin rendirse ante la más mínima interferencia o imposibilidad, inclusive mental.

Y segundo, que un buen periodismo puede hacerse siempre con las uñas, aunque sean escasos los recursos, porque lo importante es la voluntad, la pasión y la perseverancia de buscar la noticia y difundirla, para servirle a la sociedad.

Da lo mismo si la escribimos en papel bond, o en una vieja funda de papel estraza que vino del colmado con algunas manchas de aceite.