En mi época de reportero, hace 50 años, la Cancilleria era una de las fuentes noticiosas más secas.
Para conseguir noticias relevantes allí aprendí a valerme de algunas estratagemas y técnicas con tal de no llegar siempre a la Redacción con las manos vacías.
Una de ellas fue hacerme amigo confiable de los conserjes que llevaban los portafolios al canciller de turno o tenían acceso a los funcionarios más importantes de su staff.
Recuerdo, entre todos, a uno apodado “Pelo fino”, adicto al fumar , de quien me gané su confianza regalándole cajetillas de cigarrillos de vez en cuando.
Tuve que cultivar relaciones de amistad con embajadores de amplia experiencia, curtidos en el oficio en la dictadura de Trujillo, quienes actuaban con extrema prudencia al momento de hablar “off the récord” para soltar prendas.
Solían explicarme el origen y efectos de alguna controversia o cuestión vinculada a las relaciones exteriores, pero bajo la condición de no revelar fuentes.
TRUQUITOS PARA CONSEGUIR LAS NOTICIAS
A veces , sin hablar, te dejaban leer por arribita algunos oficios internos, memorándums u opiniones, solo para conocimiento del reportero, no para publicar.
Con el tiempo, el amigo “Pelo fino” tomaba sus precauciones para abrirme los portafolios del canciller, y así le daba un vistazo a los documentos para la firma.
Eran una mina de noticias, pero había que administrarlas con sumo cuidado para no descubrir la vía de la filtración.
Una vez lo detuve al salir del despacho de la vicecanciller de entonces, gran amiga nuestra, Licelotte Marte de Barrios, y le tomé “prestado por algunos minutos, un documento que resultó una bomba noticiosa.
Era una queja confidencial , en términos fuertes, que un organismo extranjero le hacía al gobierno del presidente Joaquin Balaguer.
Al publicarla en el Listín, atribuyéndosela a fuentes fidedignas, provocó un terremoto de reacciones.
Al volver al día siguiente a la cancillería, haciéndome el inocente, la amiga vicecanciller, que era la persona que manejaba exclusivamente ese tema, me recibió un tanto escandalizada.
-“Me has echado una gran vaina con el canciller, con el Presidente y con la….(el organismo de la queja)y ahora me tendras que decir como tuviste acceso al documento”.
Le expliqué, pero se que no me creyó, que lo obtuve con un funcionario amigo del organismo internacional.
Así le pude salvar el pellejo del puesto a “Pelo fino”, mi invisible garganta profunda, pero la amistad y la confianza mutua con Licelotte nunca fue malograda…..a pesar de todo.
Así como esta tecnica periodística me dio resultados, así existen infinidad de “truquitos” a los que los reporteros deben apelar para conseguir las noticias, asumiendo que “el fin justifica los medios”.