editorial
Descargando el mazo contra la delincuencia
El presidente Abinader dio ayer garantías al país de que responderá con una fuerza mayor, y hasta desproporcional, al desafío que le plantea la delincuencia.
Solo así, con firmeza, con macana y determinación, es que los Estados pueden librarse de estas dañinas células de terror que han sembrado el desasosiego ciudadano.
El poder que han alcanzado, con el contubernio de autoridades indignas y con la complacencia de una población viciosa, proclive a todo tipo de delitos, amerita de respuestas contundentes del gobierno.
El episodio de la emboscada a tiros de un vehículo penitenciario para liberar a criminales o las frecuentes “ejecuciones” de personas con el sello del ajuste de cuentas, reflejan hasta qué punto el “modus vivendi” del crimen organizado gana espacio en la sociedad.
El nivel de desafueros, criminalidad e inseguridad que promueven estos delincuentes ha obligado a varios gobiernos, como el de El Salvador, a decretar estados de excepción para combatirlos.
El presidente Abinader tiene conciencia del nivel que ha alcanzado este desafío y su deber es romper de cuajo ese ciclo de inseguridad.
Un ciclo que comienza con el tráfico y consumo de drogas y luego se expande y cobra fuerza con atracos y asesinatos, y con nociva penetración en la justicia, a las buenas o a las malas.
El Presidente puede contar con el respaldo de la sociedad, si lo percibe decidido a restablecer los niveles de seguridad que necesita para su coexistencia.
La sociedad no puede vivir más en desasosiego, inseguridad, desguarnecida de una protección real a vidas y propiedades solo porque un puñado de traficantes y delincuentes han decidido erigir aquí su paraíso terrenal.
El gobierno ha ganado méritos en la lucha por cerrar redes al narcotráfico y confiscarles sus millonarias mercancías.
Así también ha sido en la búsqueda, apresamiento y expulsión de notorios “capos”, dominicanos y extranjeros, y en el ataque a diferentes “carteles” que viven de la extorsión cibernética o de otros negocios ilícitos.
Que siga así. Sin dar un paso atrás, ni para coger impulso.