editorial

Un presagio ominoso

Una turba furiosa, autónoma e impulsiva, trató el jueves de derribar la puerta fronteriza de El Carrizal, Elías Piña, para exigir la entrega de un empresario haitiano, que había sido hecho preso por las autoridades dominicanas.

Varios soldados dominicanos tuvieron que formar una especie de coraza humana para evitar que la puerta cediera ante el empuje de los sublevados.

Algunos de ellos estaban encapuchados, al estilo de los que usan los de las bandas armadas que dominan distintos territorios haitianos, y solo una lluvia de disparos al aire hizo que se dispersaran.

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