editorial
El calentón que viene
Ahora mismo, las islas del Caribe están como el queso dentro del sándwich: aplastadas entre los vientos cálidos que bajan del Norte y las brumas del polvo del Sahara.
A ambos fenómenos se agregará pronto otro más nocivo para la salud y la economía: la llegada de El Niño, en medio de presagios de lluvias torrenciales e inundaciones al calentarse en extremo las aguas del océano Pacífico.
Con la expansión de las neblinas anaranjadas que cubren amplias zonas de Estados Unidos y que se desplazan hacia el sur, más el polvo del Sahara, hay que preparar acciones para prevenir las enfermedades respiratorias en medio de estas nebulosas.
La combinación de atmósfera brumosa y calor derivado de los cambios climáticos obliga a las autoridades de Salud Pública a incrementar sus programas de orientación y prevención.
El país tiene que saber cómo responder a estos impactos y qué medidas de protección funcionan para minimizar los riesgos de la deshidratación o la afectación de las vías respiratorias.
También la ciudadanía necesita recibir más información sobre los previsibles efectos del fenómeno de El Niño, que suele provocar descargas inesperadamente de fuertes lluvias en regiones bajo sequía.
Tras las lluvias, tipo diluvio como las que cayeron en estos días en la zona fronteriza y Haití, se producen inundaciones y deslizamientos de tierra que causan muertes, destrucción de infraestructuras y graves daños a la economía.
Así que, frente a estos vaivenes climáticos, hay que prepararse mejor, atendiendo las recomendaciones del Ministerio de Salud Pública y de las autoridades que enfrentan las emergencias, para que los impactos de estos fenómenos no nos peguen tan fuerte como el Covid.