Las olas víricas que nos impactan

Al ambiente nacional se ha cargado, en estos días, de perturbadoras amenazas a la salud.

Con las lluvias e inundaciones, los patógenos que causan leptospirosis, dengue o cólera se han diseminado y se mueven como potenciales agentes de infección.

Con una pandemia del Covid en aparente declive, una rara variante combinada se ha hecho presente en las últimas semanas, llevando al alza, progresivamente, los contagios.

Solo en la última semana se registraron 273 casos nuevos, bordeando un nivel de positividad del 10 por ciento.

Los virus de la influenza o gripe, que se esparcen en oleadas en determinadas estaciones del año, están atacando fuerte y mandando a muchas personas a los consultorios médicos.

En medio de esta andanada de infecciones, llega demasiado temprano (adelantándose al verano) una inusitada ola de calor que puede poner en jaque, principalmente, la salud de los adultos mayores vulnerables.

Esto obliga a consumir más agua para hidratar el cuerpo humano, vestir con ropas ligeras y, en el caso de las personas que tienen diabetes, hipertensión o deficiencias cardiovasculares, a cuidarse más.

Estos combos vírales y bacterianos tienen de aliado al polvo de Sahara, que forma nubes sobre nuestro espacio, afectando la atmósfera y creando condiciones para problemas respiratorios y conjuntivitis.

De este conjunto de amenazas sólo podemos salir bien librados si volvemos al uso de mascarillas para proteger las vías respiratorias, a la limpieza de manos, a un mayor control de los focos donde se anidan los vectores del dengue y a la higiene de zonas donde las inundaciones han arrastrado residuos de orina y excrementos humanos y de animales.