editorial

¡A cortar las colas del Covid!

Aunque ya fue desactivada la alarma mundial frente al Covid, al gobierno le toca lidiar ahora con las secuelas de esa pandemia.

Durante tres años, los recursos presupuestarios tuvieron que volcarse, forzosamente, al combate del devastador coronavirus y a la sostenibilidad de la economía.

Aún así, el sistema sanitario operó bajo un fuerte estrés de demandas de atenciones y de insumos.

Y la economía, por igual, quedó vapuleada por los desajustes provocados por la parálisis de las actividades productivas y el desempleo, y es ahora cuando ha entrado en recuperación.

Como nunca antes frente a una emergencia sanitaria, miles de camas tuvieron que ser habilitadas en hospitales y salas de cuidados intensivos para atender a los contagiados.

Un extraordinario personal fue movilizado para estas emergencias de salud las 24 horas, y un contingente militar y policial para garantizar las medidas de distanciamiento y confinamiento.

Se calcula que la inversión de salud para enfrentar la pandemia superó los 40 mil millones de pesos.

Ahora, sin aquel cuadro de presiones presupuestarias, lo que procede es redirigir más recursos al mejoramiento de los servicios de salud y las áreas desatendidas de los hospitales.

Hay que poner una mayor y sistemática atención a las enfermedades mentales y de otra naturaleza que han hecho implosión, como secuelas del Covid.

Se necesita contratar más médicos especializados para atenciones psicológicas, psiquiátricas, cardiológicas y endocrinológicas, y de otra índole, que sorpresivamente se han incrementado en el país.

La prioridad es atacar las enfermedades endémicas y las epidemias emergentes, una de las cuales, sin dudas, es la mental, que ya tiene ribetes casi pandémicos tras el Covid.