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Un lastimoso episodio

La imagen de un policía lloroso y decepcionado, con su hijo a cuestas buscando en vano atenciones hospitalarias de emergencia, ha conmovido a la ciudadanía.

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El video de ese episodio refleja que se produjo en el hospital infantil Robert Reid Cabral.

Tras su difusión se han emitido versiones oficiales contradictorias, una del hospital negando la denunciada negligencia, y otra del Servicio Nacional de Salud afirmando que si recibió la “debida asistencia”.

Lo que luce verosímil es el testimonio mismo de un padre atormentado que, por las razones que fueran, abandona el hospital y se marcha a pies cargando al niño en sus hombros, escenas muy comunes en los hospitales públicos.

El drama cotidiano en ellos es la sobredemanda de servicios, imposible de ser atendida porque carecen de suficientes médicos, insumos o camas para internamientos, lo que da lugar al “rebote” de pacientes hacia otros centros.

Lo lastimoso es que, en muchos casos, las desatenciones o negligencias se producen porque sus salas de internamientos han sido ya copadas por pacientes haitianos, sean niños enfermos o mujeres parturientas.

Innumerables reportajes del Listín Diario, recogiendo quejas de ciudadanos dominicanos, confirman esa realidad.

Tanto en el Reid Cabral como en las dos maternidades y el Darío Contreras es habitual que la mayoría de las camas estén ocupadas por extranjeros, cuyas atenciones, por demás, son gratuitas.

Esa es, entre otras, una de las causas fundamentales que a menudo generan las críticas e insatisfacciones de humildes dominicanos que sienten que, en los hechos, se les discrimina o están en desventaja a la hora de buscar atenciones a su salud.

Es correcta, entonces, la decisión del ministro de Salud Pública de ordenar una investigación de este caso, independientemente de lo que alegue la dirección del hospital o el SNS, más ahora que han entrado en contradicción.

Esperamos que esta indagatoria sea lo más profesional e imparcial, como lo demanda un hecho grave y conmovedor que ha sensibilizado las fibras de la sociedad dominicana.