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Humanoides de carne y hueso

Uno de los temores latentes frente a la Inteligencia Artificial es que, en el clímax de su potencialidad, sea capaz de transformar a los hombres en humanoides de carne y hueso.

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EDITORIAL | Humanoides de carne y hueso


De hecho, ya el mundo se va poblando de robots humanoides que reemplazan habilidades humanas, físicas o intelectuales, creando las condiciones para convertir a muchos ciudadanos en perezosos cerebrales.

Estos robots han impactado la vida humana en todos los órdenes y pocos son los que descartan que, en un momento no muy lejano, sobrepasen por sí mismos, las capacidades del hombre en ese contexto de vagancia cerebral.

Por lo pronto, estos humanoides, sin alma ni sentimientos, ya están reemplazando la mano de obra y el trabajo intelectual, mecanizando virtualmente nuestra existencia.

Y si bien nadie ignora los beneficios medibles que ofrece la automatización para hacer los procesos más eficaces, en la expansión de los humanoides subyace el riesgo de una pérdida gradual de las libertades humanas.

Es una realidad que gobiernos autocráticos o puramente dictatoriales se valen y se valdrán de estas tecnologías para el control de sus ciudadanos, y los habrá, en el tiempo, que también pretenderán el control intangible de sus mentes.

En un mundo que aceleradamente va sustituyendo los valores de su propia civilización, aplastando los principios morales y éticos que apuntalaron sus eras de progreso, estas novedades tecnológicas jamás serán capaces de restablecerlos.

De ahí que sea preciso que en la estrategia de uso de la Inteligencia Artificial, anunciada por el gobierno para iniciarse en agosto, se haga una profunda ponderación de estos aspectos y de sus previsibles consecuencias.

Útil, sin dudas, será la Inteligencia Artificial en procesos vinculados a la salud, la educación, la producción industrial y el desarrollo de destrezas en nuevos empleos.

Pero será necesario un buen marco de regulaciones legales para prevenir el uso perverso y maligno de estas tecnologías, que es ahora mismo una de las preocupaciones universales de las naciones que prohijaron humanoides bajo un prisma positivo de modernidad.