Se pasaron de “creativos”

Burlando magistralmente los estrictos controles de contenidos de los grandes diarios y cadenas televisoras de Estados Unidos, algunos periodistas lograron pasarse de la raya con historias inventadas.

Antes de que las llamadas “fake news” se masificaran, como ocurre hoy día, la prensa norteamericana ya había sido sacudida por las engañifas.

Tras la guerra de Vietnam, por ejemplo, se produjeron casos emblemáticos.

El prestigioso The Washington Post y algunas revistas importantes admitieron haber publicado reportajes fabricados por el joven periodista Stephens Glass, llamado entonces “el niño prodigio de la prensa estadounidense”.

Lo mismo le ocurrió en 1981 cuando tuvo que devolver el Premio Pulitzer que se le otorgó a su reportera Janet Cooke, por la inventada historia del niño Jimmy, de 8 años, adicto a la heroína, que conmovió a toda la sociedad.

Y The Boston Globe llegó a ganar el codiciado Pulitzer, con una serie de historias que su misma editorialista, Patricia Smith, admitió que fueron inventadas.

The New York Sun logró el tiraje más alto de su historia al publicar una serie de trabajos, con insólitos dibujos, de los llamados “hombres murciélagos“, criaturas aladas, semejantes a los seres humanos, que supuestamente habitaban en la Luna.

Se dijo entonces que era el producto de un descubrimiento de John F. Herschel con un telescopio gigante.

En 1950, The Chronicle, tratando de competir por audiencia con el The San Francisco Examiner, inventó una serie del “último hombre sobre la tierra”, describiendo una supuesta odisea del reportero Bud Boyd con su familia para sobrevivir en un ambiente salvaje.

El Examiner, para reponerse del golpe, abrió una investigación, descubrió el fraude de su competidor y lo abochornó públicamente.

No bien se había repuesto la prensa norteamericana de estos trances de credibilidad cuando se produjo otro escándalo: el del columnista Michael Daly, que se inventó una cruel matanza perpetrada por dos soldados ingleses en Belfast contra un adolescente católico de 15 años que supuestamente habría lanzado una bomba contra un banco.

Por suerte, a la prensa dominicana no le ha tocado sufrir estas penosas tramposerías de sus reporteros. Y ojalá que nunca le suceda.

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