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La cuna de la democracia

El pasado miércoles la Junta Central Electoral (JCE) arribó a los cien años de su fundación y ante esa efeméride, la sociedad espera de sus titulares un trabajo cada día más honrado, competente y efectivo.

Aunque su misión ha ido cambiando con el tiempo al pasar de tan solo arbitrar elecciones a ser un organismo estatal robusto que guarda el registro civil del país, su mayor valor intangible, es la credibilidad que debe mantener en ella, la ciudadanía.

A la honorabilidad, pulcritud, talento y buena gerencia que debe acompañar la actuación de los miembros de la JCE, tiene que agregarse la empatía con los ciudadanos y los partidos políticos.

La JCE es la cuna de la democracia dominicana porque allí se anidan los procesos que permiten a los ciudadanos expresar con su voto la preferencia de las personas y fuerzas políticas que desean en las riendas del Estado.

Con la experiencia acumulada –sin que haya estado exenta de saltos y sobresaltos- es necesario aprovechar los grandes avances tecnológicos, informáticos y comunicacionales, para hacer los procesos más expeditos y confiables.

Hacemos votos para que la JCE mantenga firme su compromiso y fortalezca su trabajo para que seleccionar autoridades municipales, legislativas y presidenciales deje de ser un trauma cada cuatro años y pase a ser un festejo democrático.

Por igual, el Registro Civil, que ha dado un salto modernizador en los últimos años, continúe siendo una fuente segura de la identidad y estatus de las personas, a la vez que un libro limpio y transparente que no se pueda usar para burlar la ley.

¡Mayores éxitos a la JCE que a sus cien años luce renovada y en constante actualización!

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