Los prototipos de un falso ‘éxito’
Esta sociedad va por mal camino cuando el tráfico y consumo de narcóticos se entronizan en el grueso de la juventud, como engañosos antídotos contra sus ‘vacíos existenciales’.
Se drogan para escapar a las realidades sociales, familiares o personales, en la medida en que unas y otras signifiquen para ellos la frustración por el malvivir o la falta de esperanzas en el futuro de sus vidas.
El tráfico y consumo de estas sustancias representan ahora el prototipo de plataformas hacia el falso como efímero ‘éxito’ que da el culto a la vulgaridad, en distintas expresiones.
Mientras más palabras y gestos indecentes nutren las canciones o espectáculos de los artistas, más ‘virales’ se tornan, haciendo que la mediocridad se masifique como una moda.
Usar drogas para evadir las realidades abre el camino hacia una generación de parásitos sociales, inútiles o inservibles para ser palancas a las mejores aspiraciones de progreso y bienestar.
La serie de reportajes que está publicando Listín Diario sobre la realidad de este flagelo demuestra que la criminalidad, el vandalismo callejero, las redes y pandillas han ido creciendo, en franco desafío a la ley y la sana convivencia social.
Lo peor es que las adicciones están atrapando a más niños, malográndoles su oportunidad de educarse, profesionalizarse y convertirse en entes productivos para el país, no en el pasto del lucro de los traficantes.
Pero luce que este proceso de descalabro no ha hecho despertar todavía las alarmas de la sociedad, y que se perciba una actitud derrotista, de dejar pasar y nada hacer, frente a la degradación de los valores que antes eran orgullo y aliciente de quienes lucharon por una patria mejor.
No por la que hoy vemos diluirse entre las vaciedades artísticas o faranduleras, el libertinaje de las relaciones sexuales entre personas de un mismo sexo, el irrespeto campante hacia la ley, los padres y maestros, y el afán de sobresalir o ser ‘exitoso’ como youtubers o tiktokers.
El promover y permitir el uso de drogas falazmente llamadas ‘recreativas’, bajo la increíble indulgencia de las autoridades llamadas a ser más enérgicas en su combate, está acercando al país a un abismo peligroso.