Imponer el orden no es matar
Cada cierto tiempo miembros de la Policía Nacional cometen actos que sacuden a la sociedad porque provocan muertes.
Es lo que acaba de pasar en Santiago donde integrantes de una patrulla mataron a un niño en pleno desfile de carnaval.
Lo que ha trascendido es que en medio de una discusión entre la patrulla y civiles para que bajaran el volumen de una bocina, un cabo disparó y mató a Donaly Martínez.
Si algo hay en un desfile de carnaval es algarabía, bulla, sonidos estridentes.
¿Cuál es el afán de una patrulla de hacer acallar música en medio de un desfile de carnaval?
Lo cierto es que la Policía, en estos casos, no tiene que hacer tanta exhibición de poder al punto de disparar hacia gente desarmada que no amenaza a nadie.
El policía identificado como atacante ya ha sido puesto a manos de la justicia y ahora se espera que tanto los fiscales como los jueces, le dejen caer todo el peso de la ley, sin dilaciones.
Si los mandos de la Policía quieren detener este tipo de actuaciones dolorosas, tienen que instruir con insistencia para que se respete la vida de las personas.
Para imponer el orden se requiere actuar con autoridad, pero jamás repartiendo disparos a gente indefensa.
Cuando la Policía tiene que matar para hacer valer su autoridad, se gana el desprecio de los ciudadanos, y sin ese respaldo, su trabajo es imposible.
La sociedad no comprende explicaciones cuando se arrebata la vida a un estudiante de honor y una promesa de la ciencia.