“Condenados” sin juicio

La presencia de más de 15,000 presos preventivos en el país es la más aberrante expresión de la denegación de justicia.

Aparte de vivir bajo una especie de condenación no sentenciada, todos ellos, incluyendo los que cumplen distintas penas, sufren los efectos del hacinamiento y la insalubridad.

Y, para agregar un elemento complejo, hay una innumerable cantidad en condiciones deplorables de salud, con enfermedades terminales, tuberculosis, VIH y discapacidades graves.

Esta cruda realidad nos dice, pura y simplemente, que la justicia ha fallado.

Y ha fallado también el plan de reordenamiento carcelario, que se vislumbraba como una de los objetivos prioritarios del gobierno.

El problema carcelario sigue en las mismas de hace quince años atrás, sin mostrar novedades positivas.

Y el resultado de ese fracaso no es otro que el que muestran las estadísticas de la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales.

De 25,711 privados de libertad, la mitad guarda prisión preventiva inexplicablemente.

Hubo un caso, el del policía que mató a una arquitecta en Boca Chica, que se ventiló en menos de un año y culminó en sentencia.

Pero otros casos semejantes, donde las pruebas son elocuentes y contundentes, se dilatan más allá del tiempo razonable y eso da lugar a este cúmulo de presos preventivos, vale decir, a justicia denegada.

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