El HOMS y los trasplantes cadavéricos
Rápidamente la medicina de primer nivel se abre paso en el país para garantizar tratamientos e intervenciones más confiables en el abordaje de distintos padecimientos.
La tecnología de punta se encuentra ya en algunos centros médicos que han sido certificados internacionalmente para usarla bajo los más exigentes estándares de calidad y eficiencia.
En la medida en que el sistema hospitalario privado o público se moderniza con robots o máquinas diagnósticas de alta precisión, hay más garantías de prevenir o curar enfermedades que a la postre pueden resultar catastróficas.
Uno de los más connotados ejemplos de esa pujanza tecnológica es el Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), donde actualmente opera una unidad para trasplantes de órganos de donantes cadavéricos.
Los pacientes que sufren muerte cerebral disponen, en muchos casos, de órganos sanos y útiles que a su vez pueden ser implantados en pacientes vivos y asegurarles una mejor salud.
Son incontables las personas que, en estado de apremiante necesidad de trasplantes, no tienen la oportunidad de acceder a esos órganos cadavéricos por la limitada infraestructura clínica existente para tales fines.
Tampoco se ha desarrollado una cultura o concientización de la donación de órganos de seres vivos ni de los que fallecen de muerte cerebral debidamente certificada por los especialistas.
Los trasplantes de órganos pueden representar no solamente la salvación de vidas o funciones vitales de partes afectadas del cuerpo humano, sino economía en los altos costos para su tratamiento.