Un centro de tortura y depravaciones
Bajo el engañoso nombre de “Nueva Vida para Jóvenes” opero a la libre, en Santiago, un verdadero centro de torturas y aberraciones sexuales.
Sus víctimas, jóvenes recluidos allí disque para “rehabilitarlos” de sus adicciones, han relatado sobrecogedoras experiencias de abusos corporales y mentales sufridas en esa especie de cárcel clandestina.
Todo vino a saberse tras el asesinato a palos de uno de los recluidos, y más tarde se denunció otro homicidio por ahorcamiento, todo lo cual disparó las alarmas obligando a las autoridades a cerrar el centro.
Nadie ha dicho quién autorizó la operación de ese centro, en el cual estaban confinados 70 jóvenes.
Ni tampoco se ha explicado por qué se les permitía a quienes lo dirigían adquirir medicamentos controlados y aplicarlos a los internos sin ninguna supervisión de médicos especialistas.
Este escandaloso descubrimiento debe dar lugar a una profunda investigación sobre el funcionamiento de ese centro, sin el permiso correspondiente del Ministerio de Salud Pública, y los episodios que ocurrieron allí sin que salieran a la luz pública.
También debe ser motivo para que las autoridades inicien una inspección y revisión de todos los demás centros privados que ofrecen terapias o internamientos a personas con adicciones, para comprobar si se ajustan a los protocolos correspondientes.