Opinión

EDITORIAL

La familia resplandece

Las redes sociales mostraron en Nochebuena y ayer copiosas estampas de familias unidas y alegres en las celebraciones hogareñas de esta Navidad.

A esa extraordinaria difusión de imágenes fotográficas o en videos las acompañó un torrente de mensajes propicios para fortalecer valores como el amor, la amistad y la solidaridad.

Estas generosas expresiones habían estado ausentes, casi todo el año, en los contenidos habituales que se publican en las distintas plataformas.

Si se contrastan con los de estos últimos dos días, aquellos son por lo general reflejos de estados anímicos marcados por las insatisfacciones, frustraciones, desesperanzas o recelos sociales.

Si durante dos días el ambiente se caracterizó por este flujo de mensajes positivos que exaltan el valor de la familia, los deseos de una coexistencia más cercana y sincera con el prójimo y los ideales por un mejor país, ese sentir colectivo es bastante relevante en estos momentos.

Porque nadie ha escapado a los impactos de la inflación, de la inseguridad ciudadana, de los traumas de la pandemia del Covid que desencajó nuestros estilos de vida, coexistencia y productividad laboral, ni de los inciertos panoramas que atisban en el horizonte.

Es natural y comprensible que este conjunto de situaciones tormentosas haya estimulado un desahogo general que, a menudo, se manifiesta con acrimoniosas expresiones y desencantos.

Pero que al menos en dos días los mensajes predominantes, en esas mismas redes, hayan tenido un acento más fraternal y familiar, indican que la sociedad no ha dejado en el olvido el norte de su misión.

Ahora más que nunca hay que luchar para que una familia reunificada haga valer su condición de núcleo esencial y vital de una sociedad.

Es el tiempo de defender su integridad ante perversas manipulaciones que pretenden deformarla e insensibilizarla frente a las fuerzas que la atacan para destruir sus cimientos, forjados por la cristiandad.

Qué estimulante resulta percibir a los dominicanos haciendo resplandecer, con sus amorosos y generosos mensajes navideños, el valor de la familia, cuando ya muchos temían que estaba en franco proceso de disolución.

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