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Y las pruebas ¿dónde están?

Hace una semana, la embajada de los Estados Unidos en el país denunció que, desde hace meses, ciudadanos afroamericanos han sufrido maltratos en los puestos de Migración del país, solo por el color de su piel y origen étnico.

Estos episodios, según el comunicado, han sido motivo de preocupación constante para esa embajada.

Como parecen serlos, también, los temores de que en las oleadas de arrestos y repatriaciones de haitianos, los ciudadanos afroamericanos o de piel oscura sean abarcados.

Ante esos alegados tratos desiguales, la embajada pidió a esos ciudadanos que porten sus pasaportes y teléfonos móviles cargados para notificar este tipo de casos a la embajada o al Defensor del Pueblo.

En razón de que estas denuncias han generado una amplia cadena de rechazo en distintos sectores de la sociedad, es más que un deber moral, como diplomático, que la propia embajada publique la lista con los casos documentados de esos maltratos.

El mismo gobierno dominicano pidió oficialmente esas pruebas y, hasta donde se sabe, no han sido aportadas puntualmente.

Si el gobierno se las ha pedido, habría que suponer que no estaba enterado de las mismas o que Migración, el departamento objeto de las críticas, no se las había comunicado, si de veras fueron reportadas en cada uno de los casos por la embajada.

A estas denuncias se agregó otra, proveniente de un vocero no identificado de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en el sentido de que 1,800 niños haitianos habían sido repatriados sin sus padres.

En este caso, tampoco se han presentado pruebas concretas y la Dirección de Migración ha negado tales acusaciones, que ni siquiera fueron emitidas oficialmente por la UNICEF.

Convendría, en aras de la verdad, que las partes ofrezcan las pruebas indubitables y concretas de los casos denunciados, para que este desagradable impasse entre Estados Unidos y nuestro país, con la UNICEF de por medio, no produzca más brumas ni perturbaciones a las relaciones bilaterales, que por muchos años han sido respetuosas, cordiales y fructíferas.

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