¿Palos a ciegas?

La resolución del Ministerio de Interior y Policía que dispone la limitación de la venta de bebidas alcohólicas en la provincia de Santo Domingo, parece un repentismo destinado al fracaso.

El argumento de la autoridad es que con esa medida se busca contener la delincuencia y llevar tranquilidad a la población.

Pero resulta que los asaltos, muertes por sicariato, escalamiento en torres residenciales, despojo de celulares y mochilas a escolares, suceden en todo el país a plena luz del día.

¿Cómo se libran las personas de Santiago de los asaltos y crímenes en calles y casas con la restricción de la venta de alcohol en una parte de la capital?

¿Qué respuesta está dando Interior y Policía a los asaltantes de La Romana, Baní, Moca, La Vega y otras poblaciones?

Cuando el país necesita y reclama una política y acciones concretas bien pensadas y mejor ejecutadas para contener la delincuencia, de nada sirve improvisar medidas que obviamente no harán escarmentar a los bandidos.

Si el gobierno tiene un estudio serio que indique que los ladrones y los asesinos salen después de la medianoche de la periferia de la capital a hacer fechorías al resto del país, la medida estaría bien.

Es obvio que ese estudio no existe y si existiera la conclusión sería ilógica, por lo que un problema tan serio y generalizado, no se puede resolver obligando a la gente a encerrarse en su casa o venir al centro de la ciudad a divertirse de madrugada.

Con la vigencia de esa resolución que no da respuesta al problema de la delincuencia, lo que se ha provocado es un gran malestar a pequeños y medianos comerciantes que se sienten golpeados por la medida.

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